Ilustración del Dr. Gheorghe Constantinescu.
Las características de producción de las líneas avícolas modernas (p. ej., el peso corporal en los pollos de engorde, la producción de huevos en las gallinas ponedoras) exigen mucho al sistema óseo, y las insuficiencias en la nutrición o la cría suelen provocar enfermedades óseas. La causa primaria de las alteraciones esqueléticas puede ser infecciosa o no infecciosa; ambas pueden ser simultáneas en un lote. Los trastornos esqueléticos causan cojera por disfunción biomecánica y, en los pollos de engorde, dan lugar a un crecimiento deficiente, a la eliminación de las aves, a un aumento de la mortalidad (causada por la inanición y la deshidratación) y a la depreciación de la canal. Las fracturas óseas en las ponedoras adultas pueden ser un problema de bienestar.
Antes de realizar el examen post mortem, los lotes deberían evaluarse. Las aves vivas y con cojeras han de examinarse, y también debe evaluarse la salud general del lote y su manejo. Se pueden recoger muestras de suero para la serología viral y de micoplasma y/o la bioquímica (p. ej., el calcio en suero). La patología macroscópica por sí sola suele ser insuficiente, y es necesaria la histopatología para llegar a un diagnóstico. La medición de las cenizas óseas, el análisis nutricional del pienso y la bacteriología son investigaciones complementarias útiles.