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Antihistamínicos para las enfermedades tegumentarias en animales

PorMichael Shipstone, BVSc, FACVS, DACVD, Dermatology for Animals
Revisado/Modificado Modificado abr 2022
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Los antihistamínicos bloquean tanto los receptores H​1 como los H​2. Los receptores H​1 son responsables del prurito, del incremento de la permeabilidad vascular, de la liberación de mediadores inflamatorios y de la atracción de células inflamatorias. Los bloqueantes de los receptores H​1 actúan compitiendo con la histamina por el mismo lugar de los receptores H​1 en las células diana efectoras (no bloquean la liberación de histamina, pero pueden antagonizar sus efectos). También poseen efectos anticolinérgicos, sedantes y anestésicos locales, y varían mucho en su potencia, dosis, incidencia de efectos adversos y coste.

Los bloqueantes H​1 de segunda generación (p. ej., terfenadina, cetirizina, loratadina y astemazol) tienen menos tendencia a atravesar la barrera hematoencefálica, o tienen una baja afinidad por el cerebro, comparados con los receptores H​1 periféricos. No se ha probado que sean útiles hasta la fecha para controlar el prurito en pequeños animales. Las respuestas a los antihistamínicos varían considerablemente, y se pueden requerir muchos ensayos para encontrar uno que sea eficaz para el animal ( ver la Tabla: Dosis de los antihistamínicos). Los antihistamínicos pueden actuar sinérgicamente con los AINE, los glucocorticoides o los suplementos de ácidos grasos, y pueden permitir que se reduzcan las dosis de estas sustancias.

Tabla
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Los antihistamínicos de primera generación pueden causar somnolencia o signos gastrointestinales (p. ej., vómitos y diarrea). La sobredosis puede causar hiperexcitabilidad del SNC y puede ser mortal. Las propiedades de los anticolinérgicos provocan hipertensión (por eso están contraindicados en pacientes cardiacos), sequedad de boca, visión borrosa (están contraindicados en glaucomas) y retención urinaria. La hidroxizina es teratógena. Pueden también estimular el apetito (en especial la ciproheptadina).

Los antihistamínicos de segunda generación son cardiotóxicos a altas dosis. Las dosis elevadas de la terfenadina y astemizol provocan intervalos QT prolongados y arritmias (p. ej., taquicardia ventricular y paro cardiaco). Solo se ha descrito cardiotoxicidad como resultado de sobredosis en animales con el metabolismo hepático afectado.

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