Tanto en los animales como en las personas, la fiebre puede indicar una infección, una inflamación, una enfermedad inmunomediada o un cáncer. Para determinar la causa de la fiebre son necesarias una anamnesis, una exploración física y, a veces, pruebas de laboratorio u otras pruebas diagnósticas. Los detalles sobre las vacunas, la desparasitación, los viajes, la respuesta a cualquier medicación y la exposición a otros animales (posiblemente enfermos) se deben comentar con su veterinario.
A menudo, la fiebre se resuelve por sí sola o en respuesta al tratamiento antibiótico. Sin embargo, en un pequeño porcentaje de animales, la fiebre continúa o vuelve y no se puede determinar la causa. Esto se llama fiebre de origen desconocido. En una serie de casos de caballos con fiebre de origen desconocido, el 43 % tenía una enfermedad infecciosa, el 22 % tenía tumores, el 6,5 % tenía una enfermedad inmunomediada, el 19 % tenía causas diversas y en el 9,5 % no se determinó la causa.
La clave del diagnóstico de la fiebre de origen desconocido es desarrollar y seguir un plan sistemático para descubrir la causa común o no común. Pueden ser necesarias paciencia y persistencia para descubrir la causa de la fiebre. Las evaluaciones de la primera fase pueden incluir la anamnesis, la exploración física, el examen ocular y del sistema nervioso, y los análisis de sangre y orina. Las pruebas de la segunda fase pueden repetir algunas de las pruebas iniciales para confirmar o determinar si algo ha cambiado, y se pueden sugerir pruebas adicionales en función de las anomalías encontradas en las pruebas iniciales. Las pruebas secundarias pueden incluir la obtención de imágenes (con radiografías o ecografías), pruebas de enfermedades infecciosas de la sangre u otros líquidos corporales, y la aspiración (extracción) de células de cualquier masa descubierta para su examen anatomopatológico.
En algunos casos de fiebre de origen desconocido no se puede encontrar un diagnóstico específico, o se interrumpen las pruebas de diagnóstico, y se prueban diferentes tratamientos sin un diagnóstico confirmado. Las opciones incluyen antibióticos, antimicóticos y antiinflamatorios o inmunosupresores. Aunque el tratamiento de prueba puede resolver los signos clínicos o puede confirmar un diagnóstico provisional, también puede conllevar un riesgo significativo, y es necesario un seguimiento cuidadoso.
En el caso de la fiebre verdadera, el organismo regula la temperatura corporal elevándola, por lo que los esfuerzos de enfriamiento van en contra de los propios sistemas de regulación del organismo. Es también probable que la fiebre en sí tenga ciertos efectos beneficiosos, especialmente en enfermedades infecciosas. Sin embargo, la fiebre puede causar pérdida de apetito, pérdida de energía y deshidratación, por lo que los animales pueden beneficiarse de la fluidoterapia y de medicamentos para reducir la fiebre.
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