La acromegalia, o hipersomatotropismo, resulta de la secreción crónica excesiva de GH en un animal adulto. La acromegalia en los gatos está causada por un tumor secretor de GH de la hipófisis anterior. Estos tumores crecen lentamente y pueden estar presentes durante mucho tiempo antes de que aparezcan los signos.
Epidemiología de la acromegalia en gatos
La acromegalia se da principalmente en gatos de avanzada edad (de 8-14 años) y es más común en los machos.
Hallazgos clínicos de la acromegalia en gatos
Los signos clínicos de una diabetes mellitus incontrolada (poliuria/polidipsia) son, con frecuencia, el primer signo de acromegalia en gatos.
En los gatos que padecen una diabetes mellitus incontrolada, un aumento del peso neto de la masa corporal magra es uno de los signos clave de acromegalia. También se observa organomegalia, que comprende renomegalia, hepatomegalia y agrandamiento de los órganos endocrinos.
Algunos gatos muestran el clásico agrandamiento de las extremidades, del tamaño corporal, de la mandíbula, de la lengua y de la frente, lo cual es característico de la acromegalia en personas (ver imagen de acromegalia). Algunas de las manifestaciones más notables de la acromegalia felina se observan en el aparato locomotor, incluyendo un incremento de la masa muscular y un crecimiento de los segmentos acros del cuerpo, e incluyen las patas, el mentón y el cráneo.
Cortesía del Dr. Deborah Greco.
El aumento de tamaño del tejido blando de la epiglotis y los tejidos circundantes puede causar estridor. En la fase final del curso de la enfermedad, se desarrollan anomalías cardiovasculares como la cardiomegalia (radiográfica y ecocardiográficamente), murmullos sistólicos e insuficiencia cardiaca congestiva. También se desarrolla azoemia al final del curso de la enfermedad en aproximadamente el 50 % de los gatos acromegálicos.
Los signos neurológicos de acromegalia en humanos, como las neuropatías periféricas (parestesias, síndrome del túnel carpiano, defectos sensoriales y motores) y las manifestaciones paraselares (dolor de cabeza y defectos en el campo visual), no suelen detectarse en gatos con acromegalia.
En todos los gatos con acromegalia, se observa una alteración en la tolerancia a la glucosa y en la resistencia a la insulina, que acaba provocando una diabetes mellitus. La determinación de la insulina endógena revela unas concentraciones de insulina sérica espectacularmente incrementadas. La cetosis es infrecuente a pesar de la grave resistencia a la insulina y la hiperglucemia. La hipercolesterolemia y el leve incremento de las enzimas hepáticas se atribuyen al estado diabético.
La hiperfosfatemia sin azoemia también es un hallazgo clinicopatológico frecuente. El análisis de orina no es significativo excepto si existe una proteinuria persistente. La acromegalia es la causa subyacente más común (25 %) de diabetes mellitus no insulinodependiente en gatos. Debe sospecharse acromegalia en cualquier gato que no responda al tratamiento estándar para la diabetes mellitus de tipo 2 (dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos, e insulina glargina) en los 4 meses posteriores al inicio del tratamiento.
Lesiones
Los hallazgos macroscópicos de la necropsia en gatos acromegálicos pueden incluir lo siguiente:
Una masa hipofisaria grande y expansible.
Miocardiopatía hipertrófica con hipertrofia ventricular izquierda y septal marcada (precoz) o miocardiopatía dilatada (tardía).
Hepatomegalia.
Renomegalia.
Enfermedad articular degenerativa.
Espondilosis vertebral lumbar.
Agrandamiento moderado de las glándulas paratiroides.
Hiperplasia adrenocortical.
Agrandamiento difuso del páncreas con hiperplasia nodular multifocal.
El examen histopatológico de las glándulas endocrinas revela lo siguiente:
Adenoma acidófilo de la hipófisis.
Hiperplasia adenomatosa de la glándula tiroides.
Hiperplasia nodular de las cortezas adrenales, las glándulas paratiroides y el páncreas.
Diagnóstico de la acromegalia felina
TC de la región hipofisaria.
El diagnóstico definitivo de acromegalia felina en los casos sospechosos requiere la determinación de las concentraciones plasmáticas incrementadas de hormona del crecimiento (GH) o de factor de crecimiento seudoinsulínico 1 (IGF-1). Sin embargo, los ensayos con la GH felina ya no están disponibles. Al igual que en las personas afectadas, las concentraciones séricas de IGF-1 frecuentemente están incrementadas de forma drástica en los gatos acromegálicos
Actualmente, la prueba diagnóstica más definitiva es la TC de la región hipofisaria. Los resultados de la TC, junto con la exclusión de otros trastornos que provocan resistencia a la insulina (p. ej., hipertiroidismo o hiperadrenocorticismo), los signos clínicos y las anomalías de laboratorio apoyan el diagnóstico de acromegalia.
Tratamiento y pronóstico de la acromegalia felina
Agonistas dopaminérgicos o análogos de la somatostatina
Radioterapia
Hipofisectomía
Terapia de insulina en dosis alta para controlar la resistencia a la insulina
El tratamiento médico en humanos comprende el empleo de agonistas de la dopamina (p. ej., bromocriptina) y análogos de la somatostatina. El tratamiento con el nuevo análogo de la somatostatina, la pasireotida, ha demostrado ser eficaz en gatos acromegálicos; sin embargo, la dosificación requiere más estudios y el fármaco es relativamente costoso.
La radioterapia probablemente ofrece la mayor posibilidad de éxito en el tratamiento de la acromegalia felina; se asocia con bajas tasas de morbilidad y mortalidad. Las desventajas principales de la radioterapia son la lenta tasa de reducción del tumor (>3 años) y la aparición de hipopituitarismo, lesión del nervio óptico y del nervio craneal, y lesión del hipotálamo.
La hipofisectomía está disponible de forma limitada, pero es un tratamiento viable para los gatos acromegálicos. Al igual que en la enfermedad de Cushing, la hipofisectomía puede estar asociada a un descenso rápido de las concentraciones hormonales, lo que da lugar a una remisión de los signos clínicos. Sin embargo, se observan con frecuencia efectos secundarios como la diabetes insípida transitoria.
El pronóstico a corto plazo consiste en controlar satisfactoriamente a aquellos gatos con acromegalia que no siguen un tratamiento. La resistencia a la insulina, por lo general, se controla de forma satisfactoria empleando grandes dosis de insulina divididas en varias dosis diarias. Los signos leves de enfermedad cardiaca pueden tratarse con diuréticos y vasodilatadores.
El pronóstico a largo plazo de la acromegalia felina es relativamente malo, y la mayoría de los gatos afectados mueren por insuficiencia cardiaca congestiva, insuficiencia renal crónica o por los signos causados por una masa hipofisaria expansiva. El pronóstico a largo plazo puede mejorar con un diagnóstico y un tratamiento precoces.
Conceptos clave
El hipersomatotropismo felino o acromegalia es un trastorno endocrino infrecuente de secreción excesiva de GH, causado por un adenoma o hiperplasia hipofisaria.
Los signos clínicos de la acromegalia pueden ser sutiles, como una diabetes mellitus mal regulada, o pueden ser drásticos (p. ej., el sobrecrecimiento de los huesos de las extremidades, lo que da lugar a un aumento de tamaño del cráneo y de la mandíbula y a un aumento de peso generalizado sin obesidad).
El tratamiento de la acromegalia puede incluir tratamiento médico (pasireotida), radioterapia o hipofisectomía. Lo más habitual es que los gatos no reciban tratamiento, salvo que se intente controlar la resistencia a la insulina con dosis crecientes de insulina.
Para más información
Bruyette, D. Feline acromegaly. World Small Animal Veterinary Association World Congress Proceedings, 2015.
Hurty CA, Flatland B. Feline acromegaly: a review of the syndrome. J Am Anim Hosp Assoc. 2005;41(5):292-297.
Greco DS. Feline acromegaly. Top Companion Anim Med. 2012;27(1):31-35.
Consulte también la información para propietarios sobre acromegalia felina.