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Trastornos de la cuartilla y del menudillo en caballos

PorMatthew T. Brokken, DVM, DACVS, DACVSMR, Department of Veterinary Clinical Sciences, College of Veterinary Medicine, The Ohio State University
Revisado/Modificado Modificado jul 2024
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Fracturas de la primera y segunda falange en caballos

Fracturas de la P1

Las fracturas de la primera falange (P1) o falange proximal pueden presentarse en cualquier tipo de caballo de alto rendimiento. Hay varios tipos:

  • Las fracturas por astilla osteocondral pueden ocurrir a lo largo del borde dorsal de la superficie articular proximal.

  • Las fracturas sagitales pueden ser completas o incompletas.

  • Conminuta

  • Los fragmentos osteocondrales en la cara palmar o plantar proximal de la primera falange (P1) pueden estar asociados con osteocondrosis (consulte la imagen de fragmentos osteocondrales).

Las fracturas en esquirla del aspecto dorsoproximal de la P1 típicamente afectan el aspecto medial de la articulación y ocurren en caballos que realizan ejercicio a alta velocidad. Estas fracturas suelen tener un origen traumático y son el resultado de la hiperextensión de la articulación del menudillo. La cojera aguda, el aumento del derrame en la articulación del menudillo y la sensibilidad a la flexión firme de la misma son signos clínicos que pueden indicar la presencia de una fractura y la necesidad de un examen radiográfico.

En razas que no son de carreras, una fractura en esquirla puede ser evidente en las radiografías. Sin embargo, su importancia clínica debe determinarse mediante analgesia diagnóstica antes de implicarla como causa de la cojera (consulte Anestesia regional en caballos para una discusión sobre técnicas anestésicas específicas utilizadas para localizar la cojera).

La causa de las fracturas osteocondrales proximopalmares y proximoplantares en caballos es desconocida. Una hipótesis sugiere que se deben a osteocondrosis; otra, que son fracturas. Las fracturas axiales se clasifican como fracturas de tipo I y suelen ser articulares. Las fracturas de tipo II se localizan abaxialmente y suelen presentar un cartílago articular mínimo. Las fracturas de tipo I suelen estar asociadas con cojera a alta velocidad, acompañada de signos clínicos similares a los de las fracturas dorsoproximales de la P1. Estas fracturas son más comunes en el miembro posterior, y con frecuencia se requiere analgesia diagnóstica intraarticular para confirmar que son la causa de la cojera.

El diagnóstico de fracturas de la P1 en caballos se confirma mediante un examen radiográfico (consulte las imágenes de fracturas de la P1). Pueden ser necesarias varias vistas radiográficas oblicuas para garantizar la visibilidad de las fracturas.

  • Para las fracturas osteocondrales palmares o plantares, las vistas radiográficas oblicuas con el haz inclinado aproximadamente 20° desde la horizontal pueden ser útiles para su identificación.

  • El diagnóstico de fracturas sagitales o conminutas de la P1 suele ser sencillo, basado en una cojera marcada e hinchazón evidente.

  • Las fracturas sagitales incompletas y cortas de la P1 pueden ser más difíciles de diagnosticar. Su detección a veces requiere vistas radiográficas especiales, desviadas unos pocos grados de las proyecciones dorsopalmar o dorsoplantar verdaderas, o el uso de centellografía nuclear.

Si se sospechan líneas de fractura ocultas en una fractura de la P1, la TC es esencial para un diagnóstico preciso y la reconstrucción.

Las fracturas osteocondrales en esquirla pueden extraerse mediante artroscopia con un pronóstico excelente, siempre que no existan otras anomalías dentro de la articulación.

  • Las fracturas sagitales de la P1 comunes no desplazadas pueden repararse mediante la fijación interna utilizando tornillos colocados en forma retrasada mediante incisiones punzantes.

  • Las fracturas más complejas de la P1 generalmente requieren reducción abierta y reparación mediante tornillos de compresión para lograr una alineación precisa de la superficie articular del menudillo y así limitar la artritis posoperatoria.

Se debe prestar especial atención a la configuración de la fractura para asegurar que todos los componentes estén incorporados en la reparación.

El tratamiento conservador de las fracturas conminutas graves de la P1 consiste en la inmovilización con yeso durante un máximo de 12 semanas, con o sin el uso de clavos de transfixión a través del tercer metacarpiano/tarsal.

Las complicaciones de la reparación de fracturas de la P1 en caballos incluyen el fallo del implante, la mala alineación en el sitio de la fractura que conduce a artritis secundaria y la laminitis en el miembro contralateral.

Fracturas de la P2

Las fracturas de la segunda falange (P2) pueden ocurrir en cualquier raza. Sin embargo, son más comunes en caballos que trabajan en círculos cerrados, como los Cuarto de Milla y las razas de sangre caliente.

Las fracturas más frecuentes de la P2 son las fracturas de la eminencia palmar/plantar de la porción proximal de la P2 o fracturas conminutas (consulte las imágenes de fracturas de la P2).

La mayoría de las fracturas de la P2 en caballos se tratan con fijación interna o con un yeso de transfixión. Por lo general, persiste cierto grado de cojera y depende del grado de artrosis que se desarrolle en la articulación interfalángica distal y, en menor medida, en la articulación interfalángica proximal (si no se ha convertido en artrodesis durante la reparación de la fractura).

El pronóstico en fracturas de la P2 depende de la comodidad del caballo después de la estabilización de la fractura, lo que a su vez determina el riesgo de desarrollar laminitis en el miembro contralateral.

Fracturas de los huesos sesamoideos proximales en caballos

Las fracturas de los huesos sesamoideos proximales en caballos se clasifican según su ubicación dentro del hueso. Son casi exclusivamente una lesión en caballos de carreras.

Las fracturas sesamoideas más comunes en Standardbreds y purasangres son las fracturas apicales (consulte las imágenes de fracturas apicales de los huesos sesamoideos). Estas fracturas son el resultado de la sobreextensión y, a menudo, están asociadas con lesiones del ligamento suspensorio. Otras configuraciones de fracturas incluyen fracturas en el cuerpo medio, basilares, abaxiales, axiales y conminutas, lo que puede afectar uno o ambos sesamoideos.

La mayoría de las fracturas del sesamoideo, con excepción de algunas abaxiales y basilares, son fracturas articulares.

Los signos clínicos incluyen calor, dolor y cojera aguda que se exacerba al flexionarse el menudillo. Las fracturas del sesamoideo suelen ir acompañadas de hemartrosis y derrame sinovial en la articulación metacarpofalángica/tarsometatarsofalángica.

El diagnóstico se confirma mediante un examen radiográfico.

Las fracturas apicales de los sesamoideos se eliminan por artroscopia y tienen un buen pronóstico para el retorno a la actividad deportiva.

En estudios realizados en caballos de carreras pura sangre, se ha descubierto que los caballos con fracturas apicales del sesamoideo proximal medial del miembro anterior tienen menos probabilidades de volver a competir después de la extracción del fragmento que aquellos con fracturas en el miembro posterior.

La presencia de desmitis del ligamento suspensor en el miembro afectado empeora el pronóstico después de la cirugía.

El tamaño y la forma de las fracturas apicales del sesamoideo no parecen afectar el rendimiento en la carrera.

Las fracturas en el cuerpo medio del sesamoideo generalmente requieren reducción mediante fijación con tornillos de compresión, con un pronóstico de moderado a bueno para el regreso a la competición. El pronóstico para las fracturas basilares que afectan solo una porción del sesamoideo es moderado, en comparación con las fracturas que afectan la mayor parte de la base o aquellas acompañadas de enfermedad articular, las cuales tienen un pronóstico desfavorable.

La destrucción completa del aparato suspensor debido a una fractura simultánea de ambos sesamoideos es una lesión catastrófica comúnmente conocida como "breakdown". La hiperextensión grave resultante del menudillo también causa compromiso vascular en el aspecto palmar del miembro; sin embargo, algunos caballos pueden ser recuperados para la cría mediante una artrodesis quirúrgica de la articulación del menudillo.

Artrosis de la articulación interfalángica proximal en caballos

La artrosis de la articulación interfalángica proximal (también conocida como “sobrehueso elevado”) es una causa común de cojera en caballos utilizados en diversas disciplinas y es más frecuente en caballos de rendimiento occidental. El proceso artrósico puede iniciarse con un episodio traumático único o ser el resultado del desgaste o uso excesivo. En raras ocasiones, puede ser consecuencia de una enfermedad ortopédica del desarrollo o de una infección.

La articulación interfalángica proximal es una articulación de bajo movimiento, poco tolerante a cargas elevadas. La artrosis en la cuartilla, al igual que en otras articulaciones, se caracteriza por la pérdida de cartílago y la formación de nuevo hueso periarticular.

En casos crónicos de artrosis de la cuartilla, la cojera suele ser sutil al principio y se vuelve más evidente a medida que la enfermedad progresa.

Los hallazgos radiográficos en la artrosis de la articulación interfalángica proximal pueden incluir formación de hueso nuevo periarticular, lisis o esclerosis subcondral y pérdida del espacio articular, generalmente en el aspecto medial de la articulación (consulte las imágenes de artrosis en la articulación interfalángica proximal y en la articulación metacarpofalángica).

En las etapas iniciales de la artrosis de la articulación interfalángica proximal, suele ser necesario realizar analgesia diagnóstica para localizar la cojera (consulte Anestesia regional en caballos para una discusión sobre técnicas anestésicas específicas utilizadas para localizar la cojera). Además, puede observarse una respuesta positiva en la prueba de flexión del miembro inferior.

El uso de medicamentos antiinflamatorios orales o intraarticulares puede aliviar temporalmente los signos clínicos de la cojera debida a artrosis. La inyección intraarticular de etanol en la articulación interfalángica proximal puede inducir una artrodesis química. La artrodesis quirúrgica de la articulación de la cuartilla se requiere con frecuencia para manejar la cojera y, en algunos casos, restaurar el rendimiento (consulte la imagen de artrodesis de la cuartilla).

El pronóstico para el retorno al rendimiento es mejor en caballos con afectación en los miembros posteriores que en aquellos con afectación en los miembros anteriores.

Enfermedad osteocondral palmar del menudillo en caballos

La enfermedad osteocondral palmar del menudillo afecta el hueso subcondral de los aspectos palmar/plantar de los cóndilos distales del metacarpiano/metatarsiano y es una causa común de cojera limitante del rendimiento en caballos de carreras Standardbred y pura sangre. Se cree que es una respuesta de remodelación ósea al estrés inducido por la actividad intensa en caballos jóvenes de carreras y está asociada con cojera localizada en la región del menudillo.

La cojera suele mejorar con un bloqueo de los nervios palmar/plantar metacarpiano/metatarsiano proximal al menudillo. La analgesia intraarticular de la articulación del menudillo puede tener resultados variables y es menos fiable para mejorar la cojera.

Los signos radiográficos de la enfermedad osteocondral palmar del menudillo pueden ser mínimos. Los cambios se identifican más tempranamente mediante centellografía nuclear, PET, TC o RM. El tratamiento consiste en ejercicio controlado.

Consulte Anestesia local en caballos para una discusión sobre técnicas anestésicas específicas utilizadas para localizar la cojera.

Sesamoiditis en caballos

Los huesos sesamoideos en los caballos se mantienen en posición gracias a las ramas del ligamento suspensorio en la parte proximal y a varios ligamentos sesamoideos en la parte distal.

A causa del gran estrés sobre el menudillo durante el ejercicio rápido, la porción abaxial de los huesos sesamoideos proximales es sensible a lesiones relacionadas con el estrés. La sesamoiditis es una afección clínicamente distintiva caracterizada por la inflamación de los huesos sesamoideos.

Los signos clínicos de la sesamoiditis son similares, pero menos graves, que los resultantes de una fractura de sesamoideo. La magnitud del daño determina el grado de cojera e hinchazón. El dolor y el calor serán evidentes a la palpación, y al flexionar la articulación del menudillo.

La evidencia radiográfica de la sesamoiditis incluye osteólisis focal y canales vasculares agrandados (o defectos lineales en el margen abaxial de los huesos sesamoideos proximales). La inserción de los ligamentos suspensores debe evaluarse cuidadosamente mediante ecografía para detectar posibles lesiones concurrentes.

El tratamiento recomendado consiste en reposo estricto y cuidados de apoyo para combatir la inflamación y el dolor.

Sinovitis proliferativa crónica en caballos

La sinovitis proliferativa es el agrandamiento de la almohadilla fibrocartilaginosa en el aspecto dorsoproximal del sitio de inserción de la cápsula articular en la articulación del menudillo. Se cree que esta inflamación es causada por traumatismo repetitivo debido al ejercicio.

La sinovitis proliferativa se encuentra con mayor frecuencia en caballos de carreras pura sangre, aunque también puede desarrollarse en Standardbreds y en razas que no compiten. Los signos clínicos incluyen derrame en la articulación del menudillo, hinchazón firme sobre el aspecto dorsoproximal de la articulación, cojera, disminución de la amplitud de movimiento y respuesta positiva a la flexión forzada del menudillo.

La palpación puede proporcionar un diagnóstico provisional de sinovitis proliferativa. La radiografía puede revelar osteólisis en el aspecto proximal de la cresta dorsal mesosagital del tercer metacarpiano distal en la proyección lateromedial. La radiolucidez es el resultado de la lesión del hueso cortical por la masa fibrosa suprayacente.

La ecografía también puede ser útil en el diagnóstico de la sinovitis proliferativa. Se considera anormal si la almohadilla sinovial tiene un grosor superior a 4 mm y presenta márgenes distales redondeados o si se encuentran regiones hiperecoicas dentro de la almohadilla.

La sinovitis proliferativa se trata mediante exéresis quirúrgica por artroscopia.

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