Las chinchillas deben manipularse con calma y cuidado para minimizar el estrés. Una reacción de protección en las chinchillas, conocida como desprendimiento del pelo, da lugar a la caída de una gran masa de pelo, bajo la cual se observa una piel suave y limpia. También puede producirse por manipulación inadecuada, peleas o cualquier cosa que cause sobreexcitación. El pelo puede tardar varios meses en volver a crecer y podría ser de un tono diferente. Para evitar esto, las chinchillas deben manipularse con cuidado, minimizando el estrés, moviéndose lentamente y hablando con suavidad. Los animales mansos, no gestantes, pueden extraerse de una jaula, agarrando y levantando la base de la cola, mientras se emplea la mano opuesta para sujetar el cuerpo. Las hembras gestantes no deben manipularse, salvo que sea necesario.
Las chinchillas son propensas a los golpes de calor a temperaturas superiores a los 27 °C. Mientras que las chinchillas pueden adaptarse de modo gradual a las temperaturas exteriores a 0 °C, su rango de temperatura preferido, en interiores, es de 10 a 16 °C. El ambiente del alojamiento debe estar seco, libre de corrientes de aire, moderadamente fresco y apartado del sol directo.
No es recomendable llevar a su chinchilla cuando viaje, ya que esto puede causar mucho estrés en su mascota. Una mejor opción es encontrar un cuidador de mascotas confiable o alojar a su chinchilla en una instalación apropiada. (Las chinchillas no deben alojarse en la misma habitación que perros que ladren). Si es inevitable viajar (por ejemplo, en el caso de una mudanza), planificar con anticipación y tomar ciertas precauciones puede minimizar el estrés ( ver Consejos para viajar).