No todas las enfermedades de las aves de producción son infecciosas; muchas están relacionadas con problemas de manejo. El manejo de las aves de producción de traspatio suele ser distinto al de los sistemas de producción intensivos a gran escala, lo cual presenta desafíos únicos. Muchos problemas pueden prevenirse con nutrición y condiciones ambientales adecuadas.
Las aves son presas y tienden a esconder sus afecciones, por lo que los primeros signos de la enfermedad pueden ser sutiles y difíciles de discernir. Los signos clínicos tempranos de enfermedad incluyen lo siguiente:
Letargo u otros cambios de comportamiento.
Cambios en el consumo de alimentos y agua.
Plumas apagadas.
Suciedad de las plumas alrededor de las fosas nasales, cloaca, hombros u ojos.
Hinchazón o secreción alrededor de los ojos.
Secreción acuosa en ojos o fosas nasales.
Heces anormales.
Cojera o debilidad de las extremidades.
Disminución de la actividad.
Canibalismo en aves de traspatio
El picaje, o canibalismo, es uno de los problemas más comunes y frustrantes de controlar en aves criadas en suelo. Ciertas especies (p. ej., faisanes y codornices) son conocidas por su canibalismo, lo que a menudo hace que las jaulas individuales sean la única opción de alojamiento. Ciertas razas pueden ser más agresivas que otras dentro de una especie determinada.
El canibalismo no suele aparecer en polluelos de <2-3 semanas de edad, aunque en los polluelos jóvenes suele ser el resultado de una alimentación insuficiente o de una diarrea (cloacas sucias o pastosas). En aves adultas, los métodos para controlar el canibalismo incluyen la reducción de la iluminación, la reducción de la densidad de aves, el aumento del número de comederos, el enriquecimiento ambiental y el acondicionamiento (recorte) de los picos.
Si un ave ha sido objeto de picotazos graves en la piel y no se dispone de un alojamiento separado, debe ser examinada por un veterinario para controlar que las heridas no estén infectadas. En caso de emergencia, rociar o pintar la zona afectada con pasta de poda (sellador de poda) es un remedio rápido. Después de aplicarlo, deberá retenerse al ave hasta que el sellador esté seco. El sellador protege la zona expuesta de la pérdida de líquidos, no es tóxico en heridas abiertas y tiene la ventaja de "identificar" a los agresores al teñirles el pico de negro.
Si los agresores son un número reducido de aves, se les puede poner gafas rojas antipicaje ("mirones"), que se adhieren a las fosas nasales (especialmente en aves de caza como los faisanes) o se puede iluminar el establo con luces rojas para disminuir el picaje agresivo; el tinte rojo enmascara el color de la sangre y reduce la tentación. Como alternativa, se puede volver a recortar los picos para minimizar los traumatismos infligidos a ellos mismos o a otras aves.
Traumatismos en aves de traspatio
Los traumatismos son la afección más común de las aves de traspatio e incluyen lesiones causadas por depredadores, el atrapamiento de extremidades en jaulas u otros equipos, canibalismo, lesiones por aplastamiento (pisadas, atrapamiento en puertas, etc.) y la automutilación (con los espolones, el pico o las uñas). La mayoría de las aves de traspatio adultas son muy resistentes y parecen ser capaces de recuperarse de lesiones graves, si la herida no ha penetrado en el celoma o si no hay infección bacteriana secundaria.
La terapia de apoyo incluye proporcionar calor (con lámparas de incubación), hidratación adecuada y alimentación por sonda con melazas calientes, alimentos endulzados o fórmulas líquidas disponibles en el mercado. La hidratación puede fomentarse ofreciendo leche en polvo a media concentración o una solución electrolítica en lugar de agua pura, o bien administrando fórmulas líquidas comerciales con jeringa. Las heridas superficiales pueden tratarse con crema antibiótica y antibióticos parenterales. Téngase en cuenta que, al ser animales productores de alimento, los pollos en EE. UU. pueden recibir únicamente algunos antimicrobianos aprobados por el gobierno federal.
La mayoría de las aves de traspatio mostrarán evidencia de recuperación en 2-3 días. Si no se produce ninguna mejora al cabo de unos días, el pronóstico de recuperación total suele ser malo.
Hígado graso en aves de traspatio
Aunque todas las aves ponedoras (gallinas reproductoras de engorde, pavos reproductores de engorde, patos y gansos, etc.) retienen más grasa en el hígado que las aves no ponedoras o los machos, el hígado graso es un proceso patológico caracterizado por una deposición extrema de grasa, una caída repentina de la producción de huevos y un aumento de la mortalidad. Las gallinas con hígado graso suelen estar obesas y tener crestas pálidas, y las barbillas y crestas pueden estar cubiertas de caspa.
El sobrepeso en las aves de traspatio es mucho más común que la falta de condición corporal. Se cree que la causa es una combinación de alimentos grasos y disminución del ejercicio. Las aves de traspatio, alimentadas predominantemente con restos de comida (golosinas para aves, sobras de comida), están predispuestas. Sin embargo, se ha indicado que otros factores subyacentes son nutricionales, genéticos, ambientales y hormonales, por sí solos o combinados.
La mortalidad se debe a la rotura y hemorragia del hígado, y durante la necropsia se observan grandes coágulos sanguíneos en el abdomen (ver imagen de síndrome hemorrágico del hígado graso).
La prevención es el mejor abordaje para evitar la aparición del hígado graso en los averíos de traspatio. La mayoría de las aves de traspatio tienen un acceso adecuado al exterior para hacer ejercicio, pero la dieta debe controlarse. Se han utilizado agentes lipotróficos y suplementos dietéticos (alfalfa, salvado de trigo, harina de pescado, levadura de cerveza seca, pienso de soja, vitamina E y levadura de torula) con resultados inconsistentes.
Cortesía del Dr. Yuko Sato.
Fatiga de las ponedoras en jaulas (osteoporosis) en aves de traspatio
La fatiga de la jaula (osteoporosis) es común en gallinas, codornices Coturnix y en patos Khaki Campbell, cuando estas aves son criadas en jaula.
Las aves afectadas son incapaces de mantenerse en pie (ver imagen de fatiga de la jaula) y tienen los huesos frágiles. Las costillas y el esternón suelen estar desviados en forma sigmoidea o fracturados en la unión del esternón con la vértebra (ver imagen de osteoporosis).
Las aves que no se pueden mover están alerta y responden a menos que estén deshidratadas. Entre las posibles causas se encuentran las deficiencias o desequilibrios de vitamina D3, calcio y fósforo.
Las aves pueden morir de forma aguda (a menudo por fractura de vértebras y médula espinal seccionada) o pueden recuperarse rápidamente durante los 4 a 7 días posteriores a su colocación en el suelo, si tienen fácil acceso a alimento y agua.
Para las aves de traspatio, la administración de vitamina D3 (IM) o gluconato de calcio al 10 % (1,5-2,25 ml por ave, IV, cada 24 horas, durante 5 días) puede servir en casos de fatiga de la jaula. A nivel del averío, se deben proporcionar las siguientes cantidades en el alimento: caliza de partículas grandes (15 kg/tonelada métrica), fosfato dicálcico (5 kg/tonelada métrica) y vitamina D 3 (1,4 × 106 UI/tonelada métrica) durante 1 a 3 semanas.
Las conchas de ostra y otras fuentes de calcio en partículas grandes pueden añadirse a voluntad a la dieta para prevenir esta afección. La concha de la ostra no debe molerse tan pequeña como para que pase rápidamente por el tracto intestinal, ya que es esencial que se produzca una liberación lenta del calcio de las partículas más grandes que se muelen en la molleja.
La raza de las aves y el tipo de alojamiento también afectan a la incidencia. Las razas de alta producción de huevos, como las Leghorn y las Rhode Island Red, son más vulnerables a esta afección cuando están enjauladas. La clave es asegurar una buena nutrición (y una buena formación de hueso cortical mediante un ejercicio/actividad adecuados) justo antes del inicio de la puesta. Sin embargo, el aumento prolongado de calcio en la dieta en aves inmaduras antes de la puesta puede provocar urolitiasis o un cese permanente de la actividad de la glándula paratiroides.
Prolapso cloacal en aves de traspatio
La cloaca se prolapsa temporalmente durante la puesta normal del huevo (ver imagen de prolapso cloacal) en cualquier tipo de ave ponedora. Sin embargo, la retracción ralentizada del tejido prolapsado debido a obesidad o desarrollo deficiente (en las gallinas que comienzan precozmente la puesta) puede provocar problemas como canibalismo, traumatismos o formación de edemas en el tejido prolapsado, todos los cuales evitan la retracción del prolapso, que se vuelve permanente.
Los prolapsos cloacales son más comunes en aves ponedoras (gallinas ponedoras); sin embargo, también pueden ocurrir en pollos y pavos de doble propósito y de carne, además de otras especies.
Por lo general, las gallinas con prolapso cloacal son sacrificadas. Para los casos leves en aves de traspatio, los métodos que pueden ayudar a prevenirlos son evitar que la gallina siga poniendo (disminuyendo la luz o bajando abruptamente la densidad de energía nutricional), separarla de otras aves y mantener la cloaca limpia hasta que se retraiga.
Las medidas preventivas abarcan el mantenimiento adecuado de la densidad de aves en las jaulas para disminuir la superpoblación; el recorte de los picos, para evitar el canibalismo; la prevención de la obesidad y el manejo adecuado de los ciclos de iluminación, para que las pollitas no pongan huevos antes de alcanzar el tamaño y peso ideales.
Si las pollitas nacen en otoño, el aumento de la luz en primavera puede inducirlas a empezar la puesta cuando son físicamente inmaduras. Controlar la iluminación y el peso corporal es extremadamente importante en esta circunstancia.
Retención de huevos en aves de traspatio
La retención de los huevos es frecuente en aves jóvenes (p. ej., pollitas ponedoras), que entran en producción demasiado pronto, o en gallinas obesas. Puede variar desde un bloqueo temporal de los huevos, observado en gallinas que ponen huevos grandes, hasta la obstrucción completa y potencialmente mortal del oviducto. Puede haber huevos en la cavidad abdominal (retropulsados desde el oviducto); uno o varios huevos en el oviducto; o membranas de la cáscara, cáscaras y cálculos de yema/albúmina en el oviducto.
La impactación suele identificarse mediante palpación abdominal, ecografía o examen radiográfico.
Las gallinas comerciales con esta afección se sacrifican.
Cuando hay sospecha de retención de huevos en gallinas de traspatio, el veterinario debe examinarlas lo antes posible. Si se detecta rápido y el huevo está en el extremo distal del tracto reproductivo, envolver al ave en una toalla caliente y masajear el abdomen hacia la cloaca, después de usar una generosa cantidad de lubricante alrededor de la misma, puede inducir a veces la propulsión.
Si el huevo no puede pasar, el veterinario debe revisarla lo antes posible, ya que la afección puede ser mortal. Un veterinario experimentado puede perforar el huevo con una aguja calibre 18 adherida a una jeringa y aspirar el contenido del huevo a través de la abertura de la cloaca. Una vez vacío, se rompe con cuidado la cáscara del huevo y se elimina manualmente con un dedo lubricado introducido en la cloaca. Se debe procurar que los fragmentos de cáscara no lastimen a la gallina. Se pueden dejar pequeños pedazos en la cloaca que se eliminarán de manera natural.
Si el huevo no puede pasar, suele ser necesario realizar una cirugía de emergencia para retirar el oviducto, pero no el ovario. Este procedimiento llamado salpingooforectomía tiene una baja tasa de éxito en ponedoras crónicas que tienen muchas adherencias. El abordaje quirúrgico suele ser por la línea media; se debe tener cuidado para minimizar el daño a los sacos aéreos. Después de la extracción del oviducto, por lo general, los huevos depositados en la cavidad abdominal serán absorbidos. Sin embargo, en algunos casos, pueden permanecer en la cavidad abdominal y causar inflamación y enfermedad crónica
La mayoría de las gallinas adoptarán características masculinas (canto, agresividad, espolones) después de la cirugía, siendo genéticamente hembras y fenotípicamente machos.
Conceptos clave
No todas las enfermedades de las aves de producción son infecciosas; muchas están relacionadas con problemas de manejo.
Los primeros signos de la enfermedad pueden ser sutiles y difíciles de discernir.
Muchos problemas pueden prevenirse con nutrición y condiciones ambientales adecuadas, como reducir la densidad de almacenamiento y mejorar la iluminación.
Para más información
Jacob J. Prolapse in Laying Hens. Small and Backyard Poultry, US Cooperative Extension System (eXtension); fecha desconocida.
Lighty M, Niel K, Clauer P. Poultry Cannibalism: Prevention and Treatment. PennState Extension; 2023.
Trott KA, Giannitti F, Rimoldi G, et al. Fatty liver hemorrhagic syndrome in the backyard chicken: a retrospective histopathologic case series. Vet Pathol. 2014; 51(4):787-795.