logoVERSIÓN PARA PROFESIONALES

Peste de los pequeños rumiantes

PorJeremiah T. Saliki, DVM, PhD, DACVM, Oklahoma Animal Disease Diagnostic Laboratory, College of Veterinary Medicine, Oklahoma State University
Revisado/Modificado jun 2023

La peste de los pequeños rumiantes es una enfermedad de declaración internacional de los pequeños rumiantes domésticos y silvestres. Está causada por un Morbillivirus estrechamente relacionado pero distinto del virus de la peste bovina. Los principales sistemas orgánicos afectados son los aparatos respiratorio y digestivo. El tratamiento se limita a los cuidados de apoyo; existe una vacuna para la prevención.

La peste de los pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad viral aguda o subaguda de las cabras y ovejas caracterizada por fiebre, estomatitis necrótica, gastroenteritis, neumonía y algunas veces muerte. Se describió por primera vez en Costa de Marfil en 1942 y posteriormente en otras áreas del oeste de África. Las cabras y las ovejas parecen ser igualmente sensibles al virus; sin embargo, las cabras muestran una signos clínicos más graves. El virus también afecta a varias especies de pequeños rumiantes silvestres. El ganado vacuno, los búfalos y los cerdos solo se infectan de forma subclínica. Los humanos no tienen riesgo.

Etiología y epidemiología de la peste de los pequeños rumiantes

El virus causante de la PPR, un miembro del género Morbillivirus de la familia Paramyxoviridae, se replica preferentemente en los tejidos linfoides y en el tejido epitelial del tracto GI y respiratorio, en los que causa lesiones características.

La PPR se ha descrito en todas las partes del continente africano, excepto el extremo sur, en Oriente Medio y en todo el subcontinente indio. Desde el año 2000, la PPR se ha expandido rápidamente dentro de África y a gran parte de Asia y, más recientemente, a Europa.

El virus de la PPR y de la peste bovina son protectores cruzados. Dado que el virus de la peste bovina ha sido erradicado, la rápida expansión del virus de la PPR dentro de las zonas endémicas y en nuevas regiones puede deberse a la desaparición de la protección cruzada que antes brindaba la infección natural de los pequeños rumiantes por la peste bovina. Además, en ciertas zonas endémicas se ha utilizado la vacuna frente a la peste bovina para prevenir la infección por el virus de la PPR en pequeños rumiantes. Estos factores sugieren que el virus de la PPR tiene el potencial de causar epidemias graves, o incluso pandemias, en poblaciones más pequeñas de rumiantes en un área cada vez más amplia del mundo.

A nivel local, las epidemias de PPR pueden eliminar a toda la población de cabras u ovejas de una aldea afectada. Entre epidemias, la PPR puede asumir un perfil endémico. Las tasas de mortalidad y morbilidad varían dentro de un país infectado, presumiblemente debido a dos factores: el estado inmunitario variable de las poblaciones afectadas y los grados variables de virulencia vírica.

Transmisión de la peste de los pequeños rumiantes

La PPR se transmite por contacto estrecho, y el confinamiento favorece los brotes. Las secreciones y excreciones de los animales enfermos son las fuentes de infección. La transmisión puede producirse en el periodo de incubación. En general se acepta que no existe el estado de portador. El sistema común de manejo por el cual las cabras deambulan libremente por las zonas urbanas contribuye a la transmisión y mantenimiento del virus. Además, los cuidadores de animales de producción se han asociado con la transmisión de infecciones en numerosos casos, especialmente durante los festivales religiosos, cuando la gran demanda de animales aumenta el comercio de animales infectados.

Varias especies de gacelas, órix y ciervos de cola blanca son totalmente sensibles a la infección por la PPR. Estos y otros pequeños rumiantes silvestres pueden desempeñar un papel en la epidemiología de la enfermedad; sin embargo, se dispone de pocos datos epidemiológicos sobre la PPR en pequeños rumiantes silvestres. El ganado vacuno, los búfalos y los cerdos pueden infectarse de forma natural o experimental con el virus de la PPR, pero estas especies son hospedadores finales (fondo de saco), porque no muestran signos clínicos y no transmiten el virus a otros animales en contacto de ninguna especie.

Hallazgos clínicos de la peste de los pequeños rumiantes

La forma aguda de la PPR se acompaña de una elevación súbita de la temperatura corporal hasta los 40-41,3 °C. El periodo de incubación suele ser de unos 4-5 días. La morbilidad y la mortalidad son variables pero pueden llegar a ser de hasta el 80-100 % en algunos brotes.

Los animales afectados se muestran enfermos e inquietos y presentan pelaje opaco, hocico seco, membranas mucosas congestivas y poco apetito. Al principio, la descarga nasal es serosa; más tarde, esta se torna mucopurulenta y confiere un olor pútrido al aliento. Se pueden observar pequeñas áreas de necrosis en la membrana mucosa de la base de la cavidad nasal.

Las conjuntivas se encuentran frecuentemente congestivas y la zona interna puede mostrar una pequeña cantidad de costras. Algunos animales desarrollan una conjuntivitis catarral profusa con afectación de los párpados.

La estomatitis necrótica afecta al labio inferior y a la encía, así como a la línea de las encías de los incisivos. En los casos más graves, la estomatitis necrótica puede afectar a la almohadilla dental, el paladar, las mejillas y sus papilas y la lengua.

La diarrea puede ser abundante y se acompaña de deshidratación y emaciación; seguida de hipotermia y muerte, por lo general después de 5-10 días. La bronconeumonía, caracterizada por la tos, puede desarrollarse en las etapas tardías de la enfermedad. Las hembras gestantes pueden abortar. Las tasas de morbilidad y mortalidad son más altas en los animales jóvenes que en los adultos.

Lesiones

La emaciación, la conjuntivitis y la estomatitis son signos clínicos frecuentes de PPR; se observan lesiones necróticas en el interior del labio inferior y de la encía adyacente, en los carrillos cerca de las comisuras y en la superficie ventral de la lengua.

En los casos graves, las lesiones pueden extenderse al paladar duro y a la faringe. Las erosiones son poco profundas, con una base en carne viva de color rojo que más tarde se torna blanco rosado; están delimitadas por epitelio sano que proporciona un margen bien demarcado.

El rumen, el retículo y el omaso rara vez están afectados. El abomaso muestra erosiones que frecuentemente están bien delimitadas y que presentan unos fondos rojos en carne viva de los que rezuma sangre.

Las lesiones de la PPR grave son menos comunes en el intestino delgado que en la boca, el abomaso o el intestino grueso. En la primera porción del duodeno y en el íleon terminal puede haber trazas hemorrágicas y, con menor frecuencia, erosiones. Las placas de Peyer están marcadamente afectadas; pueden desprenderse placas enteras de tejido linfoide.

Habitualmente, las lesiones del intestino grueso son más graves, y se presentan alrededor de la válvula ileocecal y en la unión cecocólica y el recto. Este último muestra líneas congestivas a lo largo de los pliegues de la mucosa, que le confieren la característica apariencia de rayas de cebra.

Pueden aparecer petequias en los cornetes nasales, la laringe y la tráquea. Pueden estar presentes manchas de bronconeumonía.

Diagnóstico de la peste de los pequeños rumiantes

  • Detección de antígeno por ELISA o PCR.

El diagnóstico presuntivo de la PPR está basado en los hallazgos clínicos, patológicos y epidemiológicos, y debe confirmarse a través del aislamiento e identificación del virus. Históricamente, en las regiones de recursos limitados se han utilizado técnicas sencillas como la inmunodifusión en gel de agar para la confirmación y declaración. Sin embargo, el virus de la PPR presenta reacciones cruzadas con el virus de la peste bovina en estas pruebas.

El aislamiento del virus es una prueba definitiva para el diagnóstico de la PPR; sin embargo, es laboriosa, engorrosa y lleva mucho tiempo. Actualmente, las pruebas de laboratorio idóneas para la confirmación del virus son el ELISA de captura de antígeno y la prueba de PCR en tiempo real.

Para la detección de anticuerpos (como los que pueden ser necesarios para la vigilancia epidemiológica, la confirmación de la eficacia de la vacuna o la confirmación de la ausencia de la enfermedad en una población), el ELISA competitivo y la neutralización del virus son las pruebas recomendadas por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Las muestras necesarias son los nódulos linfáticos, las amígdalas, el bazo y todo el pulmón para la detección de antígenos o ácidos nucleicos, y suero para la detección de anticuerpos.

La prueba de neutralización del virus también puede utilizarse para confirmar la infección por PPR si las muestras de sueros pareados de un animal superviviente proporcionan un incremento de los títulos ≥4 veces. La PPR debe diferenciarse de otras infecciones gastrointestinales (p. ej., infestaciones por parásitos gastrointestinales), infecciones respiratorias (p. ej., pleuroneumonía contagiosa caprina) y de otras enfermedades como el ectima contagioso, el hidropericardio, la coccidiosis y la intoxicación por minerales.

Control de la peste de los pequeños rumiantes

  • Cuidados de apoyo

Se debe informar a las autoridades locales y federales cuando se sospeche PPR. La PPR es también una enfermedad de declaración obligatoria a la OMSA en todo el mundo. Se recomienda la erradicación cuando la enfermedad aparece en países previamente libres de PPR.

No existe un tratamiento específico para la PPR; sin embargo, el tratamiento de las complicaciones bacterianas y parasitarias disminuye las tasas de mortalidad en las explotaciones afectadas. Una vacuna viva atenuada frente a la PPR preparada en cultivo de células Vero confiere protección frente a la enfermedad natural durante >1 año. Alentadas por la exitosa erradicación mundial de la peste bovina, las organizaciones internacionales como la OMSA y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) están buscando activamente la erradicación global de la PPR para 2030. La vacuna homóloga disponible frente a la PPR desempeña un papel importante en ese esfuerzo.

Puntos clave

  • La peste de los pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica grave de los pequeños rumiantes domésticos y silvestres.

  • La PPR afecta principalmente a los aparatos respiratorio y digestivo, induciendo altas tasas de morbilidad y mortalidad.

  • La PPR está muy extendida en Asia, África y Oriente Próximo y Medio, y se detectó en Europa en 2016.

  • El diagnóstico presuntivo se basa en los signos clínicos; para el diagnóstico definitivo se utilizan la PCR y el ELISA.

  • No existe un tratamiento específico para la PPR; hay una vacuna disponible para la prevención de enfermedades.

Para más información

  • World Organisation for Animal Health: Peste des Petits Ruminants.

  • Benfield CTO, Legnardi M, Mayen F, et al. Peste Des Petits Ruminants in the Middle East: Epidemiological Situation and Status of Control and Eradication Activities after the First Phase of the PPR Global Eradication Program (2017-2021). Animals (Basel). 2023;13(7):1196. doi: 10.3390/ani13071196. PMID: 37048452; PMCID: PMC10093352.