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Conjuntivitis por clamidia en animales

PorAdam Polkinghorne, PhD, Nepean Clinical School, Faculty of Medicine and Health, University of Sydney
Revisado/Modificado Modificado dic 2020
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La conjuntivitis por clamidia se refiere a una infección aguda, crónica o recurrente de la conjuntiva de diversas especies animales causada por bacterias intracelulares de la familia Chlamydiaceae. Aunque a menudo es asintomática, la infección también puede provocar una inflamación purulenta aguda o crónica de la conjuntiva con o sin la presencia de queratitis u otras patologías. El tratamiento antimicrobiano suele implicar la administración de antibióticos de la clase de las tetraciclinas. Se prefiere la administración sistémica porque la conjuntivitis por clamidia puede surgir como resultado de una infección sistémica y/o implicar la eliminación en otras ubicaciones anatómicas.

Etiología y epidemiología de la conjuntivitis por clamidia en animales

Las clamidias son bacterias intracelulares obligadas que forman inclusiones dentro del citoplasma de las células epiteliales. El ciclo de desarrollo de las clamidias implica una alternancia entre el cuerpo reticulado intracelular y el cuerpo elemental extracelular, que es la forma infecciosa del microorganismo. Las clamidias infectan la mucosa de diversas localizaciones anatómicas, como el tracto gastrointestinal, el aparato reproductor y la conjuntiva. Aunque algunas infecciones pueden localizarse, los animales se suelen infectar sistémicamente, lo que da lugar a posibles patologías y a la eliminación de clamidia en varias ubicaciones anatómicas.

La conjuntiva es un lugar típico de patología y eliminación de clamidia. Varios miembros de la familia Chlamydiaceae se han asociado con la conjuntivitis en las especies hospedadoras que infectan, incluidos Chlamydia caviae (cobayas), C. suis (cerdos), C. psittaci (aves) y C. pecorum (ovinos, porcinos, ganado vacuno, otros rumiantes como renos y fauna silvestre como koalas, cocodrilos, etc.).

C. pecorum es una causa ubicua de infecciones oculares en el ganado, aunque la contribución global a la conjuntivitis infecciosa no está clara. La infección, como causa grave de conjuntivitis en los koalas, está bien documentada. C. suis es una causa de conjuntivitis infecciosa en los cerdos. La conjuntivitis por clamidia en gatos está causada por C. felis. C. pneumoniae se ha detectado también en gatos con conjuntivitis, utilizando métodos moleculares. C. psittaci se ha aislado en perros con queratoconjuntivitis y signos respiratorios, en una instalación de cría de perros. También se ha documentado en los ojos de las ovejas. El tracoma y la conjuntivitis de inclusión en personas están causados por C. trachomatis.

Se han detectado microorganismos similares a la clamidia (Parachlamydia acanthamoebae) que residen y proliferan dentro de amebas de vida libre en los ojos de gatos, cobayas, cerdos y ovejas con conjuntivitis. El papel patógeno de estos microorganismos y sus hospedadores amebianos no está claro.

Aunque la enfermedad en gatos se ha denominado neumonitis felina, las clamidias rara vez causan neumonía en esta especie. La infección siempre afecta al ojo y provoca, en ocasiones, signos de rinitis con estornudos y secreción nasal. Aunque los títulos de anticuerpos contra C. felis son comunes en algunas poblaciones de gatos, el microorganismo casi nunca se aísla en gatos clínicamente sanos. Los gatos con conjuntivitis por clamidia generalmente tienen <1 año de edad, y los de 2–6 meses parecen tener mayor riesgo de infección. Los gatos con conjuntivitis que tienen >5 años tienen muy poca probabilidad de infectarse y los gatos <8 semanas pueden tener menos riesgo debido a la presencia de anticuerpos maternos. La transmisión se produce como resultado del contacto directo y estrecho entre gatos, ya que el microorganismo sobrevive poco en el ambiente. Los gatos infectados también excretan clamidias por el recto y la vagina, aunque no se ha confirmado si puede producirse transmisión venérea. Existen escasas evidencias de que las clamidias puedan ser capaces de causar enfermedades reproductivas y cojera en gatos, aunque estas asociaciones no se han documentado definitivamente.

La infección por clamidia es una de las causas más comunes de conjuntivitis en poblaciones de cobayas, en las que también se conoce como conjuntivitis de inclusión de la cobaya. Al igual que en los gatos, los cobayas jóvenes, especialmente las de 1-2 meses de edad, son más propensas. También puede hallarse como enfermedad subclínica. Además, nos podemos encontrar con rinitis, enfermedad del tracto respiratorio inferior e infecciones genitales, que causan salpingitis y cistitis en cobayas hembras, y uretritis en machos.

Hallazgos clínicos de la conjuntivitis por clamidia en animales

En los gatos, el periodo de incubación, después de la exposición a un gato con infección por clamidia, varía de 3 a 10 días. Los signos pueden incluir conjuntivitis de serosa a mucopurulenta, descarga nasal y estornudos. Es poco probable que los gatos con signos de rinitis y ausencia de conjuntivitis estén infectados con C. felis. Los signos tempranos incluyen hiperemia unilateral o bilateral, quemosis y descarga ocular serosa, con folículos prominentes en la cara interna del tercer párpado en los casos más graves. La queratitis es rara y, si está presente, puede ser el resultado de una coinfección con microorganismos como el herpesvirus 1. Los signos son más graves entre los 9 y 13 días después del inicio y luego se atenúan en un periodo de 2 a 3 semanas. En algunos gatos, los signos clínicos pueden durar semanas, a pesar del tratamiento, y la recidiva de estos no es infrecuente. Los gatos no tratados pueden albergar el microorganismo durante meses después de la infección.

En el ganado (porcino, ovino, bovino), la infección ocular a menudo es asintomática, y el tracto gastrointestinal es el sitio primario de infección. Cuando se desarrolla conjuntivitis por clamidia, puede presentarse junto con otras patologías clamidiales bien conocidas, incluida la poliartritis. La conjuntivitis se suele caracterizar por el desarrollo temprano de epífora bilateral, quemosis e hiperemia conjuntival, con una progresión de la enfermedad que lleva a la formación prominente de folículos conjuntivales y neovascularización corneal.

Las cobayas pueden desarrollar conjuntivitis de leve a grave, con hiperemia conjuntival, quemosis y secreción ocular mucopurulenta.

Diagnóstico de la conjuntivitis por clamidia en animales

  • PCR por clamidia en casos de conjuntivitis purulenta

  • Examen citológico de las secreciones conjuntivales

La conjuntivitis por clamidia en gatos debe diferenciarse de la conjuntivitis causada por el herpesvirus felino 1 y el calicivirus felino y, en cobayas, de las infecciones por micoplasma y otras bacterianas (p. ej., "pinkeye" o conjuntivitis infecciosa). El diagnóstico se confirma mejor mediante PCR para detectar ADN de clamidias en hisopos conjuntivales; sin embargo, la causalidad debe confirmarse mediante la exclusión de otras causas bien conocidas de conjuntivitis infecciosa en la especie hospedadora afectada. El cultivo celular para Chlamydia es sensible y específico, pero no está ampliamente disponible o no es práctico para fines diagnósticos de rutina. Para el transporte de muestras destinadas al cultivo se requieren medios de transporte especiales para clamidias. Aunque no es lo más adecuado, también pueden usarse hisopos secos para recoger muestras para la PCR de clamidias.

El diagnóstico de clamidiosis ocular también puede establecerse mediante la observación de inclusiones clamidiales intracitoplasmáticas en preparaciones citológicas exfoliativas. Los raspados para el examen citológico se obtienen moviendo una espátula sobre la conjuntiva, de forma ligera pero firme, y extendiendo el material obtenido sobre un portaobjetos de vidrio; la preparación se deja secar al aire y se tiñe. Las inclusiones de clamidia, que contienen cuerpos reticulados, son redondas y, por lo general, se tiñen de púrpura con tinciones de Romanowsky. La citología conjuntival de cobayas suele revelar una respuesta inflamatoria neutrofílica. Las inclusiones normalmente son visibles solo al principio del curso de la infección, pero, en algunos casos, no llegan a observarse. Los gránulos de melanina y los restos de algunas preparaciones oftálmicas pueden confundirse con inclusiones, lo que puede dar lugar a falsos positivos, por lo que se recomiendan otras pruebas diagnósticas para confirmar el diagnóstico.

Dados los problemas con la sensibilidad y especificidad de la mayoría de las pruebas serológicas comercialmente viables para las infecciones por clamidia en animales, la serología no es útil para el diagnóstico de la conjuntivitis por clamidia.

Prevención y tratamiento de la conjuntivitis por clamidia en animales

  • Administración sistémica de antibióticos del grupo de las tetraciclinas

  • Sin vacunas excepto para gatos

Existen vacunas contra la clamidiosis en gatos, pero no para otras especies. La vacuna contra la clamidiosis felina no protege completamente contra la infección, pero puede reducir la gravedad de la enfermedad y las tasas de infección. Su uso puede considerarse en criaderos donde la clamidiosis es endémica.

Casi todas las cepas aisladas de Chlamydia son sensibles a las tetraciclinas. El tratamiento sistémico es más eficaz que el tópico y es una opción lógica, dado que los microorganismos se eliminan desde otros sitios además de la conjuntiva. La resistencia a las tetraciclinas se ha descrito recientemente como un problema creciente en cepas aisladas de C. suis de cerdos.

En gatos, el tratamiento de elección es la doxiciclina (10 mg/kg/día) durante al menos 4 semanas. Se ha necesitado un tratamiento de hasta 6 semanas para eliminar la infección en algunos gatos. Se deben tratar todos los gatos de la casa. Las fluoroquinolonas, como el enrofloxacino y el pradofloxacino, y la amoxicilina-ácido clavulánico también se han utilizado con éxito para tratar la clamidiosis felina, aunque su eficacia puede ser menor que la de la doxiciclina. La azitromicina parece no ser eficaz.

Riesgo zoonótico de la conjuntivitis por clamidia en animales

En ocasiones poco frecuentes, C. felis y C. caviae se han aislado en personas que conviven con gatos y cobayas infectados. La conjuntivitis folicular se describió en una sola persona inmunodeprimida que resultó estar infestada por C. felis. Se informó un caso de detección de C. caviae en una persona con secreción ocular serosa que trabajó con alrededor de 200 cobayas enfermas. Más recientemente, se ha relacionado un grupo de casos de neumonía atípica grave en humanos con una infección por C. caviae en cobayas de compañía. Se ha descrito la presencia de C. suis en los ojos de criadores de cerdos y trabajadores de mataderos que han entrado en contacto con cerdos infectados. Las prácticas rutinarias de higiene, como el lavado de manos antes y después de manipular animales de compañía enfermos, pueden reducir la posibilidad de transmisión de estos microorganismos, de los animales afectados, a las personas.

Conceptos clave

  • Las infecciones por clamidia son una causa común de conjuntivitis infecciosa en diversas especies de animales domésticos y silvestres.

  • Cuando se sospecha una etiología por clamidia, está justificado el tratamiento inmediato con la administración sistémica de antibióticos del grupo de las tetraciclinas.

  • Se debe mantener un control apropiado de la infección, incluido el lavado de manos después del contacto con animales infectados, para reducir el riesgo zoonótico potencial.

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