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Osteoartritis en perros y gatos

(Artrosis, artrosis).

PorMark E. Epstein, DVM, DABVP, CVPP, TotalBond Veterinary Hospitals
Revisado/Modificado Modificado oct 2024
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La artrosis es una de las enfermedades crónicas y dolorosas más comunes en perros y gatos. El control de la enfermedad es complicado debido a la ausencia de un diagnóstico temprano y a la evolución de los cambios patológicos.

Etiología y fisiopatología de la artrosis en perros y gatos

En perros con artrosis, el proceso inflamatorio y degenerativo, a diferencia de lo que ocurre en humanos, suele iniciarse a edades tempranas y está vinculado principalmente a anomalías hereditarias de conformación de los huesos de las extremidades. 

La fisiopatología de la artrosis en gatos es aún poco conocida, pero la enfermedad también puede estar presente cuando los gatos son jóvenes. En los gatos, salvo en la raza Maine Coon —que presenta displasia de cadera—, la artrosis no suele estar relacionada con la forma del esqueleto.

En la artrosis, el deterioro progresivo del cartílago articular en las articulaciones sinoviales se caracteriza por adelgazamiento y hendiduras del cartílago hialino, derrame articular y formación osteofítica periarticular. La degeneración articular puede estar causada por traumatismos, infecciones, enfermedades inmunitarias o malformaciones del desarrollo (más comúnmente en perros). La causa incitante da lugar a necrosis condrocítica, liberación de enzimas de degradación y de mediadores proinflamatorios y pronociceptivos, y sinovitis que, a su vez, conlleva la continua destrucción del cartílago, lo cual genera un estado de enfermedad circular y en constante progreso.

El dolor de la artrosis se siente menos en las superficies articulares afectadas que en las estructuras periarticulares y subarticulares. Los factores que contribuyen al dolor son los siguientes:

  • Tejido sinovial inflamado (sinovitis, que puede ser pronunciada y presentar grandes ramas de neovascularización ricamente inervada), una de las manifestaciones clave en la fisiopatología de la artrosis.

  • Exposición final de hueso subcondral inervado.

  • Cápsula articular inflamada y fibrótica.

  • dolor con la movilización de ligamentos, tendones y músculos debilitados.

La congruencia del cartílago anómalo y la anatomía de la cápsula articular pueden, además, dar lugar a una alteración de la función biomecánica en la articulación normal.

El dolor y la cojera se desarrollan como consecuencia de la disfunción articular, la atrofia muscular y la inactividad de las extremidades afectadas. La redistribución del peso hacia las extremidades no afectadas, así como la consecuente sobrecarga en estas, también contribuyen a una discapacidad progresiva. Por lo tanto, la artrosis es una enfermedad de todo el órgano articular y, por supuesto, de todo el aparato osteomuscular.

Además, en aproximadamente una cuarta parte de cualquier cohorte determinada de pacientes afectados, la artrosis tiene un componente inadaptado, si no un dolor neuropático más extremo. Es probable que algunos pacientes desarrollen este componente, caracterizado por un procesamiento exagerado del dolor, a lo largo de su vida.  

Epidemiología de la artrosis en perros y gatos

Los factores de riesgo de la artrosis en perros con predisposición racial (consulte la tabla Afecciones hereditarias de conformación que derivan en artrosis canina) incluyen también predisposiciones raciales a diversas afecciones del aparato locomotor, lesiones y enfermedades articulares inflamatorias dolorosas.

Tabla
Tabla

En perros, la prevalencia más alta de displasia de cadera se encuentra en razas que tienden a ser robustas, redondas y pesadas (por ej., el perro pastor alemán, labrador retriever). Una prevalencia más baja se encuentra en razas esbeltas, delgadas, veloces y altamente coordinadas (por ej., Galgo, Whippet).  

En gatos, la displasia de cadera se manifiesta de manera predominante en gatos Maine Coon.

La exploración física en cachorros con riesgo de displasia de cadera debe incluir la maniobra de Ortolani; la generación de un sonido o golpecito suave y sordo característico indica laxitud de la articulación de la cadera y es, probablemente, un desarrollo temprano de artrosis. La técnica radiográfica PennHIP puede detectar la laxitud de la articulación de la cadera en perros jóvenes, pero requiere sedación, el uso de un dispositivo de separación y formación específica para su realización. 

La Fundación ortopédica para animales (OFA) certifica el estado de la cadera y el hombro, y proporciona evaluaciones preliminares entre los 4 y 24 meses, mediante radiografías posicionadas de manera específica en perros de 2 años o más.

Resulta interesante que no se haya documentado displasia de cadera en carnívoros salvajes no domesticados. Se ha especulado que esto se debe a que, con frecuencia, maduran lentamente como consecuencia de una nutrición deficiente, aunque la genética podría desempeñar un papel importante. 

Se ha demostrado que la nutrición influye en el desarrollo de la displasia de cadera en perros domesticados. Se encontró que una restricción calórica durante un período de cinco años, en perros con riesgo de displasia de cadera, minimiza el desarrollo de artrosis coxofemoral (1).

Otros factores históricos y ambientales también tienen un impacto en el desarrollo de displasia de cadera en perros. Un informe realizado en 501 perros encontró un aumento en el riesgo de desarrollar un fenotipo displásico en cachorros a los que se les permitió subir escaleras a los tres meses de edad o antes. El estudio encontró menos evidencia radiográfica de displasia de cadera en dos grupos de cachorros: aquellos a los que se les permitió andar sin correa antes de los 3 meses, y aquellos que nacieron en una granja, en primavera o en verano (2).

Aunque hasta el 40 % de los perros entre los 8 meses y los 4 años de edad presentan artrosis (3), los signos clínicos generalmente no se identifican hasta que tienen 5-13 años (4). De manera similar, la artrosis es una enfermedad subestimada en gatos; se puede identificar que aproximadamente el 60 % de todos los gatos, y más del 90 % de los gatos de más de 12 años tienen artrosis (5). 

Signos clínicos de la artrosis en perros y gatos

La cojera es un signo clínico asociado con la artrosis. Cabe destacar que la cojera puede ser menos obvia de lo esperado, no solo en las fases tempranas de la enfermedad, sino también cuando es bilateral y está avanzada. 

Los signos clínicos comunes incluyen dificultad para levantarse (empezando con las extremidades anteriores y levantado luego las posteriores, o viceversa), especialmente después de un período de reposo prolongado, dificultad para subir o bajar escaleras y disminución de la actividad de saltos o juegos.  

Los hallazgos de la exploración física pueden incluir lo siguiente:  

  • Hinchazón articular y periarticular, asimetría con la articulación contralateral (por ej., soporte medial en la rodilla).

  • Atrofia muscular.

  • Conformación anormal, como cifosis.

  • Extremidad posterior recta.

  • Abducción de los codos.

  • Crepitación y resistencia en la amplitud de movimiento debido a la sinovitis, osteofitosis o fibrosis pericapsular.

Diagnóstico de la artrosis en perros y gatos

Los cambios radiológicos en la artrosis incluyen derrame articular, inflamación del tejido blando periarticular, osteofitosis, esclerosis ósea subcondral y, posiblemente, un estrechamiento del espacio articular (consulte las radiografías de artrosis, ventrodorsal y lateral). La artrocentesis puede ser poco notoria o poner de manifiesto cambios mínimos en el color, turbidez o recuento celular del líquido sinovial.

La plataforma de fuerza para el análisis de la marcha puede brindar datos objetivos con respecto a anomalías en el apoyo del peso y la zancada del paciente durante una caminada controlada. Existen limitaciones, como la artropatía bilateral, la escasa cooperación del paciente y la disponibilidad restringida fuera del entorno de investigación. La tecnología de inteligencia artificial promete superar esas barreras, incluida la capacidad prospectiva de generar datos objetivos a partir de imágenes de video tomadas en el hogar.

Los instrumentos clínicos de medición (CMI) validados permiten la puntuación semiobjetiva del dolor relacionado con la artrosis, observada por el propietario, debido a que afecta la movilidad y otras actividades de la vida diaria. Los CMI incluyen lo siguiente:

Se ha desarrollado la herramienta denominada Herramienta de estadificación de la artrosis canina (COAST) para fomentar el uso de un método estandarizado para el diagnóstico y monitoreo de la artrosis, con la que se caracteriza al perro en una escala del 0 al 4 según los factores de riesgo, las observaciones del propietario, los hallazgos de la exploración física y los resultados radiográficos (4). En resumen, los estadios de las pautas COAST son los siguientes:

  • Estadio COAST 0: clínicamente normal sin factores de riesgo

  • Estadio COAST 1: clínicamente normal, pero con uno o más factores de riesgo (predisposición de la raza, antecedentes de lesión articular, sobrepeso, muy activo en vez de sedentario, edad avanzada )

  • Estadio COAST 2: con factores de riesgo y signos clínicos leves

  • Estadio COAST 3: con factores de riesgo y signos clínicos moderados

  • Estadio COAST 4: signos clínicos graves

Tratamiento de la artrosis en perros y gatos

Debido a la variabilidad de la naturaleza biológica de la artrosis entre pacientes, la falta de estudios de tratamiento multimodal diseñados de manera apropiada en perros y gatos, y los valores muy divergentes entre clientes y veterinarios, la formulación de un método estándar es difícil.

Las Pautas de manejo de la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales (AAHA) y las Pautas del Consejo Global de la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) para el reconocimiento, evaluación y tratamiento del dolor proporcionan directrices para la evaluación y el manejo del dolor agudo y crónico en perros y gatos (6, 7).

Se desarrollaron pautas de tratamiento que se basan en los estadios COAST específicamente para la artrosis en perros (4). Aunque el tratamiento se debe basar en los signos clínicos en vez de los hallazgos radiográficos, las recomendaciones de tratamiento del grupo de desarrollo COAST se organizan por el estadio COAST, determinado una vez excluida la radiografía.

Perlas y trampas

  • Aunque el tratamiento se debe basar en los signos clínicos en vez de los hallazgos radiográficos, las recomendaciones de tratamiento del grupo de desarrollo COAST se organizan por el estadio COAST, determinado una vez excluida la radiografía.

No se han publicado pautas de consenso similares para el tratamiento de la artrosis en gatos.

Optimización del peso

La optimización de peso, principal método preventivo para retardar el desarrollo de la artrosis en perros, es imperativo si el paciente ya tiene sobrepeso. El tejido adiposo es el órgano endocrino más grande y secreta una variedad de citocinas y mediadores pronociceptivos y proinflamatorios, los cuales conducen tanto a cambios en el dolor como a cambios fisiopatológicos. La prioridad de la pérdida de peso, aunque sea muy pequeña, para mejorar la función en perros con artrosis con sobrepeso está bien demostrada. Para perros con sobrepeso y signos clínicos de artrosis de moderados a graves (estadios COAST 3 y 4), adelgazar es fundamental.

El papel que desempeña el exceso de peso en el dolor y la fisiopatología de la artrosis es menos clara en gatos que en perros; sin embargo, se recomienda que los gatos con artrosis y otros riesgos para la salud estén delagados.

Ejercicio regular y controlado

El ejercicio produce hipoalgesia a través de una serie de mecanismos, incluidos el bloqueo de las señalizaciones nociceptivas a nivel medular a favor del tacto, la presión y la propiocepción (de acuerdo con la teoría del control de puertas), la activación del sistema cannabinoide endógeno y el aumento de la fuerza y la microestabilidad de las estructuras de tejido blando de las articulaciones. En perros en riesgo, el ejercicio puede ejercer un efecto protectro contra la displasia de cadera.

Suplemento de ácidos grasos

En perros, se ha demostrado que el suplemento con ácido eicosapentaenoico (EPA) (50-100 mg/kg, por vía oral, cada 24 horas) y las dietas ricas en EPA producen una mejoría en la marcha y la movilidad, y posibilitan la disminución de la dosis de AINE.

Existen dietas ricas en ácido docosahexaenoico graso (DHA) de la serie omega 3 en el mercado, pero la evidencia que respalda la eficacia en gatos con artrosis no es clara.

Tratamiento con AINE

Los AINE (incluida la subclase de antagonistas del receptor de prostaglandina E2 de tipo 4 [EP4]) son muy eficaces en el tratamiento de la artrosis. En perros con signos clínicos leves de artrosis (estadio COAST 2), puede ser necesario ≥1 mes de tratamiento con AINE antes de intentar la retirada. En perros con signos clínicos moderados o graves de artrosis (estadios COAST 3 y 4), se pueden usar los AINE de manera más constante y a largo plazo.

En gatos, se ha establecido la utilidad y seguridad del uso a largo plazo de meloxicam en dosis bajas (0,02 mg/kg, por vía oral, cada 24 horas) y robenacoxib (2 mg/kg, por vía oral o 1 mg/kg, por vía subcutánea, cada 24 horas y ajustando posteriormente a la dosis eficaz más baja). Este es el caso incluso en gatos con enfermedad renal crónica en estadio 1 y 2 (según la Sociedad Internacional de Interés Renal —IRIS) estable (peso, concentraciones del marcador renal, relación de concentración proteína:creatinina urinaria y presión arterial sin cambios durante los últimos 2 meses). La seguridad es menos certera en gatos en estadios IRIS 3 y 4. Este uso es extraoficial en los EE. UU. En la UE, el meloxicam (0,05 mg/kg, por vía oral, cada 24 horas, a largo plazo) está indicado para el dolor osteomuscular crónico en gatos.  Se han desarrollado pautas de consenso sobre el uso de AINE a largo plazo en gatos (8).

Condroprotectores

La glucosamina y el sulfato de condroitina se encuentran dentro de los nutracéuticos más comunes utilizados en el tratamiento del dolor en perros y gatos con artrosis. Sin embargo, una revisión sistemática de los suplementos nutricionales y un metaanálisis de la literatura publicada (9) no encontraron evidencia de un efecto beneficioso, y concluyeron que la evidencia disponible no respalda el uso de estos suplementos para el tratamiento del dolor en la artrosis de perros y gatos. Los suplementos nutricionales de glucosamina y sulfato de condroitina disponibles en el mercado pueden contener otros ingredientes (por ej., insaponificables de aguacate y soja, colágeno de tipo II, membrana de huevo) que posiblemente sean eficaces en el tratamiento de la artrosis.

En perros, el glucosaminoglucano polisulfatado (PSGAG; 4,4 mg/kg, IM o SC, dos veces a la semana, hasta un máximo de 8 tratamientos) o el pentosano polisulfato (PPS; 3 mg/kg, SC o IM, cada 5-7 días, hasta un máximo de 4 tratamientos) pueden ser más beneficiosos en las etapas tempranas de la artrosis.

En gatos, el PSGAG (5 mg/kg, SC, dos veces a la semana, durante 4 semanas, luego una vez a la semana, durante 4 semanas, y después una vez al mes) se distribuye de manera eficaz en las articulaciones.

Aunque existen productos comerciales de ácido hialurónico para humanos y animales, su beneficio en el tratamiento de la artrosis sigue siendo cuestionable.

Anticuerpos monoclonales anti-factor de crecimiento nervioso

El bedinvetmab (0,5 mg/kg, SC, cada 30 días) es útil para perros con signos clínicos moderados o graves de artrosis (estadios COAST 3 y 4). El uso de este medicamento se puede considerar en perros con signos clínicos leves de artrosis (estadio COAST 2), pero sigue siendo controvertido.

El análisis de los datos de farmacovigilancia de tres años sobre el uso del bedinvetmab en Europa y desde la aprobación del medicamento en los EE. UU. ha dado como resultado la inclusión de tres posibles acontecimientos adversos: reacción en el lugar de la inyección (poco frecuente), polidipsia y poliuria (raro) y reacción sistémica (muy raro). En Canadá, la enfermedad neurológica se considera un posible efecto adverso, pero la relación causal con la administración de bedinvetmab sigue siendo incierta.

El frunevetmab, un anticuerpo monoclonal anti-factor de crecimiento nervioso (NGF mAb), (1-2,8 mg/kg, SC, cada 30 días), se ha convertido en un tratamiento valioso de la artrosis en gatos.

Mientras que los AINE tratan el proceso inflamatorio subyacente que surge del daño del cartílago, los anti-NGF mAb abordan la inflamación neurógena y la sensibilización periférica. Se desconoce si se produce una interacción farmacológica (DDI) entre las dos clases de fármacos en perros y gatos, y es probable que algunos pacientes se beneficien del uso de ambos medicamentos.

Otros fármacos analgésicos modificadores del dolor

Hay muy pocos datos sobre los fármacos analgésicos modificadores del dolor para perros y gatos. Sin embargo, para perros con signos clínicos moderados o graves de artrosis (estadios COAST 3 y 4), se pueden considerar las siguientes modalidades:

  • La amantadina (3-5 mg/kg, por vía oral, cada 12–24 horas) es un antagonista débil del receptor N-metil-D-aspartato (NMDA).

  • La gabapentina (10-20 mg/kg, por vía oral, cada 8-12 horas) y pregabalina (2-5 mg/kg, por vía oral, cada 8-12 horas) actúa mediante la regulación a la baja de los canales de calcio.

  • La ketamina (dosis subanestésicas; no se ha diseñado un protocolo estandarizado) es un potente antagonista del receptor NMDA.

Entre los fármacos analgésicos modificadores del dolor, la gabapentina (10 mg/kg, por vía oral, cada 12 horas, a largo plazo) ha sido el fármaco utilizando con más frecuencia para el tratamiento de la artrosis en gatos, y algunos datos limitados indican su utilidad clínica. Un estudio demuestra la posible utilidad de la amantadina (3-5 mg/kg, por vía oral, cada 12-24 horas) como tratamiento adyuvante.

Para perros con signos clínicos graves de artrosis (estadio COAST 4), se pueden considerar tratamientos adicionales, aunque, dependiendo del tratamiento, se dispone de muy pocos datos, o de ningún dato, que respalden la eficacia, la seguridad o el ajuste de la dosis. Entre las opciones que se han sugerido se encuentran las siguientes:

  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y norepinefrina (SSNRI), como la venlafaxina (1-4 mg/kg, por vía oral, cada 24 horas).

  • Tapentadol (10 mg/kg, por vía oral, cada 24 horas; tenga en cuenta que el tramadol tiene una farmacocinética desfavorable en el perro en comparación con la del ser humano, y es ineficaz en la artritis canina).

  • Cannabinoides (la evidencia sigue siendo mixta en este momento; los problemas de control de calidad y normativos suponen dificultan su uso).

  • Acetaminofeno (10-15 mg/kg, por vía oral, cada 8-12 horas; perros solamente), con o sin codeína (1-2 mg/kg, por vía oral, cada 8-12 horas); aunque probablemente sea seguro si se usa de forma prudente, la evidencia es dispar en cuanto a la biodisponibilidad y eficacia clínica de la codeína, y supone un riesgo de desviación.

  • Naltraxona en dosis bajas (0,02 mg/kg, por vía oral, cada 24 horas); según los datos en humanos y datos limitados en animales.

Tramadol (2 mg/kg, por vía oral, cada 12 horas, durante un largo período) tiene una farmacocinética favorable y parece ser eficaz en el tratamiento de la artrosis en gatos, pero es bastante amargo. Existen datos limitados con respecto al uso de otros analgésicos modificadores del dolor (por ej., cannabinoides, SSRI, opioides y ketamina) para el dolor relacionado con la artrosis crónica en gatos. El acetaminofeno está contraindicado en gatos.

Tratamientos intervencionistas para articulaciones

Los tratamientos intervencionistas para articulaciones (intraarticulares) incluyen productos biológicos, radiación (ablación de la sinovitis), y corticoesteroides.

Los productos biológicos en fase de investigación, mencionados en la literatura —algunos de los cuales ya se utilizan en la práctica clínica— incluyen los siguientes:

  • células madre mesenquimatosas autólogas,

  • plasma rico en plaquetas,

  • fracción vascular estromal derivada del tejido adiposo,

  • tejido adiposo microfragmentado,

  • solución de proteína autóloga,

  • suero autólogo condicionado (antagonista IL-1),

  • IL-10 derivada de plásmidos,

  • resiniferatoxina (agonista del receptor de potencia transitorio vanilloide 1 [TRPV1]).

Estos productos tienen una heterogeneidad notable entre ellos.

La radioterapia de rayo externo con radionúclido tin-117m está aprobada para el tratamiento terapéutico intraarticular de la artrosis de codo en caninos.

Los corticoesteroides son un agente paliativo de primera línea en humanos (con frecuencia, en espera de una artroplastia). Los corticoesteroides intraarticulares son condrotóxicos y, en general, no se recomiendan en gatos y perros, salvo como tratamiento de rescate.

Opciones quirúrgicas

Con la cirugía, el pronóstico es variable y depende de la ubicación y gravedad de la artropatía. Las intervenciones quirúrgicas incluyen las siguientes:

  • fusión articular (artrodesis, realizada con más frecuencia en el carpo y tarso),

  • artroplastia (por ej., artroplastia de cadera),

  • extirpación articular (por ej., osteotomía de cabeza y cuello femoral),

  • amputación.

Otras intervenciones no farmacológicas

Otras intervenciones no farmacológicas en perros incluyen, entre otras, las siguientes:

  • láser terapéutico,

  • terapia de campos electromagnéticos pulsados,

  • acupuntura,

  • enriquecimiento ambiental y ajustes en el hogar.

Existen datos limitados con respecto a las intervenciones no farmacológicas en gatos con artrosis, pero se pueden utilizar a discreción del veterinario. El enriquecimiento terapéutico en el hogar y las oportunidades de ejercicio tienen beneficios similares en gatos y perros.

Conceptos clave

  • La artrosis es una enfermedad de por vida, con signos clínicos sutiles que existen mucho antes de que sean evidentes.

  • Las medidas preventivas y terapéuticas se deben comenzar mucho antes de lo que históricamente se ha considerado adecuado.

Para más información

  • Consulte también la información para propietarios sobre artrosis en perros y gatos.

Referencias

  1. Lawler DF, Larson BT, Ballam JM, et al. Diet restriction and ageing in the dog: major observations over two decades. Br J Nutr. 2008;99(4):793-805. doi:10.1017/S0007114507871686

  2. Krontveit RI, Nødtvedt A, Sævik BK, Ropstad E, Trangerud C. Housing -and exercise-related risk factors associated with the development of hip dysplasia as determined by radiographic evaluation in a prospective cohort of Newfoundlands, Labrador Retrievers, Leonbergers, and Irish Wolfhounds in Norway. Am J Vet Res. 2012;73(6):838-46. doi:10.2460/ajvr.73.6.838

  3. Enomoto M, de Castro N, Hash J, et al.  Prevalence of radiographic appendicular osteoarthritis and associated clinical signs in young dogs. Sci Rep. 2024;14(1):2827. doi:10.1038/s41598-024-52324-9

  4. Cachon T, Frykman O, Innes JF, et al. COAST Development Group's international consensus guidelines for the treatment of canine osteoarthritis. Front Vet Sci. 2023;10:1137888. doi:10:1137888

  5. Lascelles BDX, Henry JB III, Brown J, et al. Cross-sectional study of the prevalence of radiographic degenerative joint disease in domesticated cats. Vet Surg. 2010;39(5):535-44. doi:10.1111/j.1532-950X.2010.00708.x

  6. Gruen ME, Lascelles BDX, Colleran E, et al. 2022 AAHA pain management guidelines for dogs and cats. J Am Anim Hosp Assoc. 2022;58(2):55-76. doi:10.5326/JAAHA-MS-7292

  7. Monteiro BP, Lascelles BDX, Murrell, J, Robertson S, Steagall PVM, Wright B. 2022 WSAVA guidelines for the recognition, assessment and treatment of pain.  J Sm Anim Prac. 2023;64(4):175-310 doi:10.1111/jsap.13566

  8. Taylor S, Gruen M, KuKanich K, et al. 2024 ISFM and AAFP consensus guidelines on the long-term use of NSAIDs in cats. J Feline Med Surg. 2024;26(4):1098612X241241951. doi:10.1177/1098612X241241951

  9. Barbeau-Grégoire M, Otis C, Cournoyer A, Moreau M, Lussier B, Troncy EA. A 2022 systematic review and meta-analysis of enriched therapeutic diets and nutraceuticals in canine and feline osteoarthritis. Int J Mol Sci. 2022;23(18):10384. doi:10.3390/ijms231810384