La función cardiaca, el volumen intravascular, el tono vascular, la integridad y la permeabilidad son cruciales para la circulación normal. Una anomalía en uno o más de estos componentes de la circulación conduce a la estimulación del sistema nervioso simpático, lo que provoca cambios compensatorios para mantener la perfusión. Se denomina choque a los cambios hemodinámicos y celulares que se desarrollan como resultado de estas anomalías. A medida que el choque evoluciona, el oxígeno y los sustratos que se distribuyen a los tejidos resultan insuficientes para satisfacer los requerimientos de energía necesarios para el mantenimiento y la reparación celular. Si el choque evoluciona y la demanda de energía celular no puede cubrirse, se produce un fallo orgánico que conduce a la muerte. El reconocimiento precoz del tipo y de la fase del choque es vital para establecer una fluidoterapia efectiva. Una intervención a tiempo con la terapia adecuada evitará o reducirá la lesión de órganos y/o la muerte.
El choque se clasifica habitualmente en tres categorías: hipovolémico, cardiógeno y distributivo. El choque hipovolémico se desarrolla cuando hay un déficit de volumen sanguíneo ≥15 %; esto puede deberse a una hemorragia u otras pérdidas de líquido (p. ej., como ocurre con los vómitos y la diarrea graves). El choque cardiógeno se produce cuando el corazón falla como bomba. Las causas más comunes incluyen la embolia pulmonar, el taponamiento cardíaco, la insuficiencia valvular, las miocardiopatías y las arritmias cardíacas. El choque distributivo está causado por una mala distribución del flujo sanguíneo fuera de la circulación central como resultado de la vasodilatación periférica. Puede estar causado por afecciones como la anafilaxia, la deficiencia de corticoesteroides (hipoadrenocorticismo e insuficiencia de corticoesteroides relacionada con una enfermedad grave) y enfermedades inflamatorias sistémicas que conducen al síndrome de respuesta inflamatoria sistémica. Los diferentes tipos de choque pueden tener diferentes perfiles hemodinámicos durante los estadios iniciales y medios. Con frecuencia, está presente más de un tipo de choque y es probable que la hipovolemia desempeñe un papel importante en cada tipo.
La reanimación rápida y agresiva con fluidos ofrece el mejor resultado, empleando hemostasia según sea necesario. En los pacientes veterinarios, muchas etapas y categorías de choque responderán empleando solo la reanimación con fluidos; los fármacos como los antiarrítmicos y los inótropos pueden ser necesarios para el choque cardiogénico primario y los agentes vasopresores para el choque distributivo. La capacidad para crear un plan eficaz de reanimación con fluidos depende de la comprensión de los diferentes compartimentos de líquidos corporales y de la dinámica del movimiento y distribución de estos entre los diferentes compartimentos.