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Fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

(Fiebre de los pastos)

PorZerai Woldehiwet, DVM, PhD, DipAgric, University of Liverpool
Revisado/Modificado Modificado ago 2024
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La fiebre transmitida por garrapatas, también conocida como fiebre de los pastos, es una rickettsiosis de los rumiantes domésticos y silvestres en las zonas templadas de Europa. La enfermedad se transmite a través de la garrapata dura Ixodes ricinus. Los principales signos clínicos son fiebre súbita (en las ovejas) y apatía, pérdida de peso y disminución de la producción de leche (en el ganado vacuno). El diagnóstico puede confirmarse mediante la demostración de inclusiones intracitoplasmáticas en granulocitos y neutropenia en sangre periférica durante el período de bacteremia y mediante ensayo de PCR. La oxitetraciclina es el tratamiento más eficaz. No existe vacuna. Cualquier estrategia de control debería intentar equilibrar cuidadosamente la exposición de animales susceptibles a una edad adecuada con el uso prudente de antimicrobianos y acaricidas en animales de abasto para mejorar el desarrollo de la inmunidad sin necesidad de una enfermedad grave.

La fiebre de las garrapatas es un proceso febril de rumiantes domésticos y salvajes. Es frecuente en ovejas y ganado vacuno en el Reino Unido, Irlanda, Noruega, Finlandia, Países Bajos, Austria y España. La enfermedad es causada por la bacteria Anaplasma phagocytoaphilum y se transmite por la garrapata dura Ixodes ricinus.

Si bien se describe que la fiebre de las garrapatas se encuentra principalmente en las regiones templadas de Europa, también se describen afecciones similares en Sudáfrica e India. Además, el parásito rickettsial Ehrlichia ondiri que provoca la fiebre petequial bovina (enfermedad de Ondiri) en las tierras altas de Kenia y Tanzania, infecta los granulocitos. Este organismo se clasificó originalmente como Cytoecetes ondiri, indicando su relación antigénica con Cytoecetes phagocytophila, que era, en aquel entonces, el nombre del agente causante de la fiebre transmitida por garrapatas. 

La fiebre transmitida por garrapatas no debe confundirse con la fiebre por garrapatas, término utilizado para describir la babesiosis y la anaplasmosis bovina en Australia y Nueva Zelanda. A diferencia de la fiebre transmitida por garrapatas, la fiebre por garrapatas se debe a Babesia bovis, B. bigemina, o Anaplasma marginale, organismos que se informa que se transmiten por la garrapata dura Rhipicephalus (antes Boophilusmicroplus

Etiología de la fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

El organismo causante de la fiebre transmitida por garrapatas, A. phagocytophilum, anteriormente se llamaba Rickettsia phagocytophila. La bacteria fue posteriormente conocida como Cytoecetes phagocytophilaEhrlichia phagocytophila. Se clasifica en la actualidad como miembro del orden Rickettsiales, de la familia Anaplasmataceae, que incluye a los agentes granulocíticos anteriormente conocidos como Ehrlichia phagocytophila: Ehrlichia equi y Ehrlichia ewingii, el agente causal de la erlichiosis granulocítica humana (HGE). A. phagocytophilum también causa la anaplasmosis equina.

A. phagocytophilum infecta a eosinófilos, neutrófilos y monocitos, en ese orden. Se observan inclusiones citoplasmáticas de color azul grisáceo en frotis sanguíneos teñidos con Giemsa y pueden contener una o más partículas rickettsiales de tamaño y forma variables (consulte la imagen de inclusiones intracitoplasmáticas). La variedad de tipos morfológicos encontrados en las inclusiones citoplasmáticas no representa distintos estadios de desarrollo, como en el caso de la infección por clamidias, sino que más bien son colonias de rickettsias situadas en el interior de vacuolas citoplasmáticas.

La fiebre transmitida por garrapatas se transmite a través de la garrapata duraI. ricinus (consulte el tema separado sobre Ixodes spp.). Las garrapatas adultas infectadas en la fase de larva o de ninfa pueden transmitir la enfermedad, de igual modo que lo pueden hacer las ninfas infectadas en la fase de larva; sin embargo, la infección no parece transmitirse desde la hembra adulta a la fase de larva a través de los huevos.

Las rickettsias pueden sobrevivir en las garrapatas infectadas durante largos períodos y, debido a que I. ricinus puede sobrevivir sin alimentarse durante >1 año esperando a un nuevo huésped, las garrapatas infectadas en su fase previa (etapa de desarrollo entre mudas) pueden seguir estándolo después de largos períodos de hibernación. La rápida transmisión de la infección por la inyección de sangre infectada sugiere que el organismo podría transmitirse de forma mecánica por insectos picadores. Además, si los organismos descritos como causantes de una enfermedad similar en los rumiantes de la India y Sudáfrica son en realidad A. phagocytophilum, es muy probable que otras garrapatas que no sean I. ricinus estén involucradas en la transmisión.

Hallazgos clínicos de la fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

Después de que los rumiantes se infectan a través de las garrapatas infectadas, el período de incubación de la fiebre transmitida por garrapatas puede ser de 5-14 días; sin embargo, después de que a los rumiantes se les inyecta sangre infectada, el período de incubación es de 2-6 días. En las ovejas, el principal signo clínico es la aparición súbita de fiebre (40,5 °C-42,0 °C) que dura 4-10 días. Los demás signos clínicos no se observan o son leves, pero, por lo general, los animales infectados se muestran apáticos y pueden perder peso. Las frecuencias respiratoria y cardíaca suelen aumentar y, a menudo, aparece tos.

En muchos lugares de Europa, entre ellos Finlandia, Noruega, Austria, España y Suiza, la fiebre transmitida por garrapatas en el ganado vacuno se conoce como fiebre de los pastos. La enfermedad se presenta anualmente como una epidemia leve, cuando las vacas y novillas lecheras salen a pastar en primavera y a comienzos del verano. En cuestión de días, las vacas se encuentran letárgicas y muestran una notable pérdida de apetito y reducción en la producción de leche. Las vacas afectadas suelen padecer dificultad respiratoria y tos. Los signos clínicos son más obvios y más prolongados en los animales recién adquiridos que en los nacidos y criados en la granja. Con frecuencia, se busca el consejo del veterinario después de una caída repentina en la producción de leche.

Las ovejas y vacas susceptibles recién introducidas en pastos infestados de garrapatas durante las últimas fases de la gestación suelen sufrir abortos 2-8 días después de la aparición de la fiebre. Excepto en el caso de las ovejas que abortan, la muerte por fiebre transmitida por garrapatas es muy rara. La calidad del semen de los carneros y toros infectados puede verse muy reducida. Las variaciones observadas en la gravedad de los efectos clínicos pueden deberse a las diferencias que existen entre las distintas cepas de A. phagocytophilum o en la susceptibilidad del huésped.

Quizá el efecto más importante de la infección es el grave deterioro de los mecanismos de defensa humoral y celular, que tiene como consecuencia una mayor susceptibilidad a padecer infecciones secundarias como las siguientes:

Cambios hematológicos

La fiebre de las garrapatas se caracteriza por cambios hematológicos transitorios, que son inconfundibles. A los 2-4 días después de producirse la infección natural o experimental, se desarrolla una neutrofilia moderada, seguida de leucopenia, linfopenia y neutropenia graves.

La linfopenia dura 4-6 días, mientras que la neutropenia se desarrolla de manera progresiva y se torna más intensa aproximadamente 10 días después de producirse la infección. Los estudios con anticuerpos monoclonales que reconocen los marcadores superficiales de ambos subtipos de linfocitos ponen de manifiesto que tanto los linfocitos T como los B se encuentran disminuidos. El número de eosinófilos circulantes también se reduce durante al menos 2 semanas.

Una vez superada la fase febril, el número de monocitos circulantes puede aumentar. En el pico de la reacción, >90 % de los neutrófilos circulantes y de los eosinófilos pueden estar infectados. Los monocitos se infectan predominantemente durante las últimas etapas de la bacteremia, mientras que los granulocitos suelen infectarse durante todo el período de bacteremia.

También se ha informado de que el número de trombocitos circulantes disminuye durante el período febril, y los síndromes hemorrágicos ocasionales asociados a la fiebre transmitida por garrapatas probablemente estén relacionados con la disminución de los trombocitos circulantes. Se han descrito casos de diátesis hemorrágica en carneros, enteritis hemorrágica en ovejas y trombocitopenia en ovejas con infección por A. phagocytophilum (1, 2, 3, 4).

Diagnóstico de la fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

  • Signos clínicos

  • Ensayo de PCR

Puede diagnosticarse la enfermedad si se presenta fiebre elevada durante la primavera y el verano en ovejas que habitan en zonas infestadas por garrapatas, junto con la aparición de cambios hematológicos y la presencia de inclusiones en el interior de los granulocitos o la detección de ADN específico mediante prueba de PCR. La prueba de PCR y otros métodos moleculares son particularmente útiles durante las últimas etapas de la bacteremia primaria y durante la infección persistente, cuando es difícil detectar cuerpos de inclusión en los frotis sanguíneos.

A diferencia de las cepas bacterianas que causan HE que se cultivan en células de mamíferos, como la línea celular promielocítica HL60, las variantes específicas de rumiantes de A. phagocytophilum no se han cultivado in vitro. Sin embargo, estas variantes pueden cultivarse en líneas celulares derivadas de I. ricinus e I. scapularis (consulte la microfotografía de inclusiones intracitoplasmáticas).

Por lo general, se observan signos clínicos de la enfermedad solo en corderos jóvenes nacidos en áreas infestadas por garrapatas o en animales de más edad recientemente introducidos en estas zonas. La demostración de cuerpos de inclusión típicos en frotis sanguíneos o ADN específico por prueba de PCR debería mostrar la asociación entre la fiebre transmitida por garrapatas con casos de piemia por garrapata y abortos, en particular cuando los abortos se producen después de trasladar a las hembras preñadas desde una zona libre de garrapatas a pastos infestados. La infección podría establecerse retrospectivamente demostrando un aumento de los valores de anticuerpos por A. phagocytophilum por inmunofluorescencia indirecta o ELISA.

En las vacas lecheras afectadas, los principales signos clínicos de la fiebre transmitida por garrapatas son los abortos y una caída repentina en la producción de leche. Otro signo clínico común en el ganado vacuno infectado es la aparición de una enfermedad respiratoria tras haber llevado a los animales a un pasto infestado con garrapatas. También debe sospecharse la fiebre transmitida por garrapatas cuando se producen abortos y muerte fetal, en particular en las novillas, poco después de la introducción del ganado en pastos infestados con garrapatas. Por lo tanto, en zonas donde la enfermedad es enzoótica, deben examinarse muestras de sangre para detectar la presencia de inclusiones intracitoplásmicas grandes en granulocitos, que sugieren infección por A. phagocytophilum, en todos los casos de abortos en ovejas y vacas, y una caída repentina en la producción de leche poco después de que los animales hayan regresado a los pastos.

Los resultados positivos se pueden demostrar mediante la presencia de inclusiones intracitoplasmáticas en frotis sanguíneos, aislamiento de A. phagocytophilum en líneas celulares de garrapatas, o mediante prueba de PCR, utilizando cebadores específicos para A. phagocytophilum.

Tratamiento y control de la fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

  • Oxitetraciclinas

Se considera que las oxitetraciclinas de acción corta son el tratamiento más efectivo para la fiebre transmitida por garrapatas, ya que pueden prevenir las recaídas (al contrario que las penicilinas, la estreptomicina y la ampicilina). La sulfametacina también resulta útil.

Si en los primeros días de infección se trata al ganado vacuno lechero con oxitetraciclinas (acción rápida: 6,6-11 mg/kg, IV, lentamente durante 5 minutos, cada 24 horas durante hasta 4 días; acción prolongada: 20-30 mg/kg, IM o SC, una vez) a los pocos días de la infección, la fiebre disminuye rápidamente y se restablece la producción de leche.

Hay tres aspectos importantes del control: control del vector, la quimioterapia y la inmunidad. Se puede lograr un control eficaz de vectores eliminando o reduciendo notablemente el contacto con la garrapata, ya sea manteniendo al ganado vacuno y ovino en pastos de tierras bajas que estén libres de garrapatas o utilizando acaricidas. En las explotaciones de ganado ovino, habitualmente se mantiene a las ovejas y a los corderos en una pradera cercada, relativamente libre de garrapatas, hasta que los corderos alcanzan aproximadamente las 6 semanas de vida. Con esta práctica, los corderos también se benefician de una mejor nutrición de las madres.

En los protocolos de quimioterapia, sumergir a los corderos de 1-2 semanas de vida en un baño de acaricida no es una práctica habitual debido a la dificultad de reunir a corderos que habitan en granjas distanciadas entre sí, al riesgo de que sus madres no los acepten a su regreso y a la relativamente corta duración de la protección que proporcionan los acaricidas, que se debe posiblemente a la escasa densidad del vellón y a la rapidez a la que crecen los corderos. Sin embargo, se ha notificado un control eficaz de las garrapatas cuando se sumerge a los corderos dos veces en baños acaricidas con un intervalo de 2-3 semanas o se los impregna o frota con preparaciones acaricidas antes de trasladarlos desde los campos de parto a los pastos de las colinas. Debe evitarse el traslado de las hembras gestantes desde los pastos libres de garrapatas a los pastos infestados.

En las áreas enzoóticas, se puede instaurar un tratamiento con tetraciclinas de acción prolongada como medida profiláctica. Cuando los animales sensibles a la infección, en particular las ovejas y vacas gestantes y los corderos neonatos, van a ser trasladados desde zonas libres de garrapatas a zonas infestadas, es conveniente combinar los baños de inmersión con el empleo profiláctico de tetraciclinas de acción prolongada. Este tratamiento de los corderos en las primeras 2-3 semanas de vida puede proporcionarles protección durante al menos 3 semanas y ayuda a reducir las infecciones secundarias como la piemia por garrapatas, la pasteurelosis y la colibacilosis. Puede también mejorar la tasa de crecimiento.

En el caso de la fiebre transmitida por garrapatas, varios aspectos de la inmunidad siguen siendo controvertidos; sin embargo, en general se acepta que las ovejas y el ganado vacuno son inmunes a la reinfección después de recuperarse de 1 o 2 episodios de infección. La inmunidad puede durar varios meses, pero se reduce rápidamente si se retira a los animales de los pastos infestados por garrapatas. Las infecciones secundarias suelen ser más leves mientras persiste la inmunidad residual. Existe un grado variable de inmunidad cruzada entre cepas de A. phagocytophilum.

No se dispone de vacunas efectivas para proteger a los rumiantes frente a la forma clínica de la fiebre de las garrapatas. No obstante, si se va a llevar a los animales sensibles a pastos infestados por garrapatas, podría ser conveniente infectarlos deliberadamente antes del traslado y tratarlos con oxitetraciclinas con anterioridad o inmediatamente después de la aparición de la fiebre. Esto permitirá la multiplicación del organismo y, por lo tanto, la estimulación de respuestas inmunitarias antes del desarrollo de signos clínicos no controlados; puede ser necesaria una duración mínima de bacteremia para que se desarrolle una inmunidad protectora. Debido a que no todas las cepas de A. phagocytophilum presentan protección cruzada, deben utilizarse las cepas específicas para que este protocolo sea efectivo.

Conceptos clave

  • La fiebre de las garrapatas es una infección por rickettsias de los rumiantes criados en las zonas templadas de Europa.

  • La enfermedad es causada por la bacteria Anaplasma phagocytoaphilum y se transmite por la garrapata dura Ixodes ricinus.

  • Los hospedadores principales son las ovejas y el ganado vacuno, pero las cabras y los ciervos son también sensibles.

  • Las oxitetraciclinas se consideran el tratamiento más eficaz para la fiebre transmitida por garrapatas.

Referencias

  1. Giadinis ND, Chochlakis D, Ioannou I, et al. Haemorrhagic diathesis in a ram with Anaplasma phagocytophilum infection. J Comp Pathol. 2011;144(1):82-85. doi:10.1016/j.jcpa.2010.04.011

  2. Foster WNM, Foggie A, Nisbet DI. Haemorrhagic enteritis in sheep experimentally infected with tick-borne fever. J Comp Pathol. 1968;78(2):255-258. doi:10.1016/0021-9975(68)90103-5

  3. Foster WNM, Cameron AE. Thrombocytopenia in sheep associated with experimental tick-borne fever infectionJ Comp Pathol. 1968;78(2):251-254. doi:10.1016/0021-9975(68)90102-3.

  4. Gokce HI, Woldehiwet Z. Differential haematological effects of tick-borne fever in sheep and goats. J Vet Med B. 1999;46(2):105-115. doi:10.1111/j.0931-1793.1999.00211.x